lunes, 29 de marzo de 2021

Nuestro comentario al capítulo I de la mini serie documental sobre el Apocalipsis (II)

Ya nos hemos referido a lo que para nosotros es un error en la secuencia de las "cartas a las siete Iglesias" que exhibe el video que comentamos,  error que,  tal como consignamos en comentario al pie de la entrada anterior, es tanto más de lamentar cuanto que el propio P. Castellani señalaba que los contemporáneos de las profecías estamos en mejor condición que los antiguos para explicar las profecías, no por méritos intelectuales sino por tener ante nuestros ojos lo que antes estaba velado.

Pero en este error (hay otros que no se explicitan todavía pero se pre anuncian) subyace el error fundamental del "milenarismo espiritual o mitigado" el que,  tal como sugerimos en el párrafo anterior, no por el hecho de haber sido sostenido por el P. Castellani debe ser incorporado como una verdad, cuando los acontecimientos actuales nos permiten efectuar otras aplicaciones del texto sagrado. Porque convengamos desde ya que el problema no es la existencia de un tiempo o Reino de paz para después de la caída del Anticristo, sino el de conferirle sin más a ese tiempo o Reino las características del "Milenio espiritual" que le otorga el P. Castellani (y otros autores antes que él) como ser una duración cuasi matemática de "mil años" y la existencia de  una "revuelta final" (de "Gog y magog"), que entonces vendría a ensombrecer el triunfo final de Cristo en su Parusía...

Digamos de entrada que el "milenarismo espiritual" no fue nunca una doctrina común (si así lo fuera hubiese sido parte del depósito infalible de la Fe). Es cierto que Padres de la Iglesia de gran renombre, especialmente en Asia menor, lo sostuvieron, como ser Papías, Justino, Ireneo, Melitón de Sardes, Hipólito de Roma, Ambrosio, Lactancio y el mismo San Agustín en su juventud. Pero siempre fue rechazado por la Iglesia oficial  de Roma (excepto el caso de Hipólito). Justino, por otra parte, se expresa a título particular cuando sostiene su milenarismo : "yo, por mi parte..." , lo cual da a entender que no es opinión común la de sostener esa postura, y afirma que "muchos cristianos, de la pura y piadosa sentencia, no admiten estas ideas". 

De más está decir que el "milenarismo espiritual" tampoco fue sostenido "siempre" tal como se desprende de la crítica de San Jerónimo o de la obra de madurez de San Agustín o  de los decretos del Santo Oficio de 1941 y de 1944 por los cuales "el milenarismo o quialismo (aun mitigado o espiritual) no puede ser enseñado con seguridad" o la fe de la Iglesia, que no conoce más que dos venidas de Cristo y no tres.

El término clave para explicar el capítulo XX del Apocalipsis es el de "encadenamiento" de Satanás. El mismo no es un absoluto que implique, como lo sostuvo el P. Castellani, una ausencia de todo mal. La imagen que lo aclara, atribuida al mismo San Agustín, es la de que el demonio es como el perro atado a  la cadena, que sólo va a morder a quien se le acerca y ello es una constante en toda la historia de la Iglesia. Cristo ya venció: "el príncipe de este mundo ha sido juzgado" (Jn 16, 11) y por ello está "encadenado", pero llegará un tiempo (el actual) en que los hombres se verán más tentados de acercarse a él, poniendo en peligro su alma.

Sabemos (con Santo Tomás y otros autores) que para después del Anticristo hay una victoria temporal de la Iglesia, donde los hombres no volverán a acercarse en demasía a ese "perro encadenado", por lo que bien puede ser llamado "milenio",  pero que sería un "milenio discontinuo" porque , como dijimos, toda la época desde Cristo debe ser considerada "milenio", exceptuado el "poco tiempo" dado a Satanás para una mayor acción, tal como se desprende de la propuesta que formuló el demonio a Cristo en visión que relata León XIII: "de setenta a cien años para destruir a tu Iglesia" y que fuera concedida por Cristo. Dicho sea de paso, el exorcismo inspirado de León XIII a resultas de esa visión, impreca, para nuestro tiempo, "que Satanás no seduzca más a las naciones". Pero en ningún caso hay una doble "soltura de Satanás" (una para la época anticrística -que precede la Parusía- y otra para el final de un pseudo milenio post parusíaco).

El cuanto a la "primera resurrección" que menciona el capítulo XX del Apocalipsis, no parece ser el objeto de la condena del decreto del Santo Oficio, puesto que sería algo accesorio ("sea con la previa o no previa resurrección de muchos justos..."). Hay pasajes escriturísticos que hablan de una  resurrección única y simultánea para todos (Jn 5,  28;  6,  54;   Mt 25,  46;  I Cor 15,  51 - 53) y otros que pueden dar a entender una progresión (además de que una resurrección parcial ocurrió el Viernes santo: Mt 27, 51):  I Cor 15,  22 - 26 , Dn 12, 2.  Puesto que, en nuestra exégesis, hay un anticipo de la Venida física (figurado como "resplandor" o como "soplo de su boca")  pero que es denominado ya como Venida (Lc 18, 8; 21, 34, etc), no es de descartar la última hipótesis.

4 comentarios:

  1. No me enredaría con lo de las resurrecciones, pues como enseña San Agustín, el bautismo es la primera, pues verdaderamente resucitamos al espirìtu, y eso no tiene nada de alegórico, sino que es simbólico, pero refiere a una realidad sobrenatural muy concreta. Los milenaristas pecan de materialistas, cosa muy afín a su origen carnal, por mucho que busquen mitigarlo o espiritualizarlo.
    Por otra parte, su argumento de base, esto es, que los primeros padres eran mayoritariamente milenaristas, incluso de ser cierto, no prueba nada, pues el magisterio auténtico clarifica con el tiempo, nunca oscurece, por lo que del hecho del abandono unánime de esta tesis, ya desde el siglo V (recién resucita con Lacunza trece siglos después) es señal de que se trató de un error superado por el progreso dogmático.

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  2. Sea como fuere, lo que debe quedar claro es que no hay una resurrección de justos para reinar (no sé de qué manera) en la tierra junto con los pseudo 'viadores' tal como sostienen los milenaristas, sino que la resurrección es sinónimo de la salvación que se tiene ya por la gracia en este mundo y confirmada en el otro como prenda de la resurrección para la vida (resurrección final o 'segunda'). Aun de los 144000 que son 'arrebatados', se dice que lo son 'para estar siempre con el Señor'.

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  3. ¿Podría ocurrir una resurrección de todos los no nacidos sin bautizar? Me imagino todas esas almas que desde el limbo de los párvulos vuelven a tener cuerpo, para que en este mundo sean sometidos a la prueba de amor que desde los ángeles, Adán y Eva hasta el final todos vamos a tener, así pueda manifestarse la Justicia y "todos" sean juzgados según sus obras.

    Respecto a los mil años y el sentido literal que debería prevalecer, ¿por qué no puede sobrevenir un tiempo de paz (ya anunciado en Fátima)? ¿Se puede hablar de un reino de la gracia? O sea, una jerarquía de la Iglesia restaurada, un tiempo de gracia... Luego podría desatarse la última persecución. No sé... ¿Qué me dice?

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  4. Anónimo:

    No, al dejar este mundo ya dejaron de estar sometidos a la prueba. Tenga en cuenta que el destino eterno de esas almas no es de sufrimiento, estarán como el que ya está saciado y no desea alimentarse más. El porqué dejaron este mundo sin poder ser bautizados es un misterio, quizás porque de otro modo se hubiesen condenado por sus pecados personales, pero esto no es seguro, repetimos, es un misterio.

    No, no debe prevalecer el sentido literal, no es lo que decimos nosotros, al menos con todo su alcance (mil años literales o de muchísimo tiempo, revuelta final, que no los hay). Lo que viene es un Reino de paz. Según nuestros estudios escriturísticos, no es que el pecado deje de existir en ese tiempo, hay algunos indicios como por ejemplo uno que dice que algunos pueblos se rehusarán a subir a Jerusalén para festejar una fiesta. Pero ciertamente será un tiempo de santidad general. No hay última persecución, lo de gog magog es en nuestro tiempo, habiendo finalizado el milenio suponemos a comienzos del siglo pasado. La 'Jersualén' que ellos cercan es la Iglesia católica. Falta que baje 'fuego del cielo'.

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