martes, 30 de marzo de 2021

Nuestro comentario al capítulo I de la mini serie documental sobre el Apocalipsis (III)


Antes de proseguir con el comentario, reiteramos que la crítica que hacemos al video en modo alguno supone un demérito para la producción audiovisual, la que por otra parte y dado el medio utilizado,  tiene potencialidad de llegar incluso a no católicos para su instrucción. 

Lo que es de lamentar es el hecho de que se haya perdido la oportunidad de ajustar la interpretación de las Escrituras a la realidad. Aunque ello hubiere supuesto el dejar de lado, por un instante, la exégesis del P. Castellani. El mismo,  sin perjuicio del mérito de haber condensado y conferido autoridad a ciertas explicaciones de autores pasados (por caso, las "trompetas" como herejías, etc), no es ni ha sido "profeta" infalible del último libro de la Revelación, no habiendo percibido, entre otros, el pasaje de la Iglesia de Filadelfia a la de Laodicea mediando los cambios sufridos por la Iglesia en la misma época que él vivía.

Decíamos que había algunos otros errores que no se explicitan pero que se pre anuncian en el video. Pues bien, se trata, en concreto, del hecho de postergar la aparición del Anticristo y de rodear la misma de unas connotaciones de persecución sangrienta que ciertamente están en el imaginario colectivo y que han sido postuladas por algunos autores, pero que no deja de estar completamente alejado de la verdad.

En nuestro Album, si bien mantenemos reserva en cuanto a los principales componentes del "misterio de iniquidad", dejamos traslucir que ese Anticristo ya está entre nosotros y que su persecución, no obstante alcanzar a veces a los cuerpos, se concentra en las almas, habiendo Satanás aprendido la lección que menciona Tertuliano de que "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos". Por ello, cuando el video prevé como futura la aparición del Anticristo y le otorga un carácter de persecución sangrienta a su reinado, equivoca el rumbo.

De hecho, el obrar primordial de aquél se dirige a pervertir o desnaturalizar (abolir)  la Fe y la Liturgia: "proferirá palabras contra el Altísimo, oprimirá a los santos del Altísimo y pretenderá mudar los tiempos y la Ley" (Dn 7, 25). Todo esto ya es historia y ocurrió todo a lo largo de las últimas décadas del siglo pasado, estando ahora en los estertores. 

Algunos que no quieren ver esto, no tienen más remedio que inventarse "Anticristos" o buscar el cumplimiento de las profecías en sucedáneos. Así por ejemplo, el candidato para lo primero pasa a ser, indefectiblemente, el Papa Francisco (el cual, con todos sus errores -muchos de los cuales se deben a una deficiente formación- no es el peor de los Papas conciliares) y para lo segundo, se busca el cumplimiento de la "supresión del Sacrificio" no en el Novus ordo sino en la prohibición circunstancial de la Misa a causa del covid o en la prohibición reciente de las Misas en el recinto vaticano, etc

En forma concomitante, el video comete el error de difuminar el "remanente fiel", queriéndolo identificar con los "tradicionalistas" en sentido amplio. Rescatamos que en el pasaje en que se explaya sobre el tema figure el Arzobispo Marcel Lefebvre. Toda la exégesis de los tiempos finales apunta a que ese "remanente" es muy circunscripto: tiene fecha de nacimiento y es expresión fiel de los Testigos del tiempo final (cuyo accionar se corresponde con el "segundo ay" y que luego se proyecta al "tercer ay" o segunda mitad de la última "semana de años" a que alude el profeta Daniel). 

Respecto de estos últimos, recomendamos nuestra entrada "A vueltas con Elías " la que  se ve reforzada por el Capítulo XIV del Apocalipsis en el pasaje relativo a los "tres heraldos de los juicios de Dios", que se pueden corresponder con los Testigos que mencionamos (recuerden que Benedicto XV está entre ellos, por su impronta misionera propia de "Filadelfia") desde que se dice que el primero "tenía que anunciar un Evangelio eterno para evangelizar a los que tienen asiento en la tierra...", al igual que el "tienes una puerta abierta" de Ap 3, 8. Lo interesante es destacar el comentario de Straubinger en el sentido de que los tres ángeles "serían, según el sentir de muchos autores eclesiásticos, tres grandes predicadores,  y este primero sería en tal caso Enoc..." El tercero bien podría ser Mons. Lefebvre, ya en la época anticrística actual. 

La mayoría de los exégetas ubicaron al Anticristo en la Iglesia de Laodicea, por ser la última que se describe y por la expresión "estoy a la puerta y llamo". Debemos reiterar, puesto que ya lo consignamos en el Album, de que somos "intervencionistas no milenaristas" (a la par que Santo Tomás, el Abbé Arminjon, etc). Esa intervención ha sido denominada "juicio de las naciones",  puesto que se trata, ciertamente, del Jinete en el "caballo blanco" de Ap 19, 11. Pero  no debe confundirse con la venida en las "nubes del cielo" para juzgar a vivos y muertos y el juicio final del "gran trono" de Ap 20, 11.

lunes, 29 de marzo de 2021

Nuestro comentario al capítulo I de la mini serie documental sobre el Apocalipsis (II)

Ya nos hemos referido a lo que para nosotros es un error en la secuencia de las "cartas a las siete Iglesias" que exhibe el video que comentamos,  error que,  tal como consignamos en comentario al pie de la entrada anterior, es tanto más de lamentar cuanto que el propio P. Castellani señalaba que los contemporáneos de las profecías estamos en mejor condición que los antiguos para explicar las profecías, no por méritos intelectuales sino por tener ante nuestros ojos lo que antes estaba velado.

Pero en este error (hay otros que no se explicitan todavía pero se pre anuncian) subyace el error fundamental del "milenarismo espiritual o mitigado" el que,  tal como sugerimos en el párrafo anterior, no por el hecho de haber sido sostenido por el P. Castellani debe ser incorporado como una verdad, cuando los acontecimientos actuales nos permiten efectuar otras aplicaciones del texto sagrado. Porque convengamos desde ya que el problema no es la existencia de un tiempo o Reino de paz para después de la caída del Anticristo, sino el de conferirle sin más a ese tiempo o Reino las características del "Milenio espiritual" que le otorga el P. Castellani (y otros autores antes que él) como ser una duración cuasi matemática de "mil años" y la existencia de  una "revuelta final" (de "Gog y magog"), que entonces vendría a ensombrecer el triunfo final de Cristo en su Parusía...

Digamos de entrada que el "milenarismo espiritual" no fue nunca una doctrina común (si así lo fuera hubiese sido parte del depósito infalible de la Fe). Es cierto que Padres de la Iglesia de gran renombre, especialmente en Asia menor, lo sostuvieron, como ser Papías, Justino, Ireneo, Melitón de Sardes, Hipólito de Roma, Ambrosio, Lactancio y el mismo San Agustín en su juventud. Pero siempre fue rechazado por la Iglesia oficial  de Roma (excepto el caso de Hipólito). Justino, por otra parte, se expresa a título particular cuando sostiene su milenarismo : "yo, por mi parte..." , lo cual da a entender que no es opinión común la de sostener esa postura, y afirma que "muchos cristianos, de la pura y piadosa sentencia, no admiten estas ideas". 

De más está decir que el "milenarismo espiritual" tampoco fue sostenido "siempre" tal como se desprende de la crítica de San Jerónimo o de la obra de madurez de San Agustín o  de los decretos del Santo Oficio de 1941 y de 1944 por los cuales "el milenarismo o quialismo (aun mitigado o espiritual) no puede ser enseñado con seguridad" o la fe de la Iglesia, que no conoce más que dos venidas de Cristo y no tres.

El término clave para explicar el capítulo XX del Apocalipsis es el de "encadenamiento" de Satanás. El mismo no es un absoluto que implique, como lo sostuvo el P. Castellani, una ausencia de todo mal. La imagen que lo aclara, atribuida al mismo San Agustín, es la de que el demonio es como el perro atado a  la cadena, que sólo va a morder a quien se le acerca y ello es una constante en toda la historia de la Iglesia. Cristo ya venció: "el príncipe de este mundo ha sido juzgado" (Jn 16, 11) y por ello está "encadenado", pero llegará un tiempo (el actual) en que los hombres se verán más tentados de acercarse a él, poniendo en peligro su alma.

Sabemos (con Santo Tomás y otros autores) que para después del Anticristo hay una victoria temporal de la Iglesia, donde los hombres no volverán a acercarse en demasía a ese "perro encadenado", por lo que bien puede ser llamado "milenio",  pero que sería un "milenio discontinuo" porque , como dijimos, toda la época desde Cristo debe ser considerada "milenio", exceptuado el "poco tiempo" dado a Satanás para una mayor acción, tal como se desprende de la propuesta que formuló el demonio a Cristo en visión que relata León XIII: "de setenta a cien años para destruir a tu Iglesia" y que fuera concedida por Cristo. Dicho sea de paso, el exorcismo inspirado de León XIII a resultas de esa visión, impreca, para nuestro tiempo, "que Satanás no seduzca más a las naciones". Pero en ningún caso hay una doble "soltura de Satanás" (una para la época anticrística -que precede la Parusía- y otra para el final de un pseudo milenio post parusíaco).

El cuanto a la "primera resurrección" que menciona el capítulo XX del Apocalipsis, no parece ser el objeto de la condena del decreto del Santo Oficio, puesto que sería algo accesorio ("sea con la previa o no previa resurrección de muchos justos..."). Hay pasajes escriturísticos que hablan de una  resurrección única y simultánea para todos (Jn 5,  28;  6,  54;   Mt 25,  46;  I Cor 15,  51 - 53) y otros que pueden dar a entender una progresión (además de que una resurrección parcial ocurrió el Viernes santo: Mt 27, 51):  I Cor 15,  22 - 26 , Dn 12, 2.  Puesto que, en nuestra exégesis, hay un anticipo de la Venida física (figurado como "resplandor" o como "soplo de su boca")  pero que es denominado ya como Venida (Lc 18, 8; 21, 34, etc), no es de descartar la última hipótesis.

viernes, 26 de marzo de 2021

Nuestro comentario al capítulo I de la mini serie documental sobre el Apocalipsis



En un post precedente habíamos hecho alusión al entonces proyecto de mini serie documental sobre el Apocalipsis producido por Caravel TV que ahora reproducimos. Allí mostrábamos nuestro beneplácito por el proyecto, sin dejar de percibir un cierto paralelismo -en la concepción- con nuestro Album del Apokalypsis, al tiempo de advertirles de la premura con la cual debían llevar a cabo el proyecto (una vía indirecta para indicar que nos encontramos en el final del final de los tiempos, por si no lo habían asumido).

Retomando entonces aquellas consideraciones, ante el primer capítulo ya publicado en la red, nos permitimos efectuar, en esta ocasión, las siguientes:

La idea, desde el punto de vista técnico, nos parece muy bien lograda, por lo que felicitamos desde aquí a los cineastas. Lo interesante es que la red cuenta con millares de videos sobre el tema, la mayoría concebidos por protestantes, los cuales distorsionan, como no puede ser de otra manera, el enfoque dado al Apocalipsis o a los tiempos del fin. Con esta producción se salva la carencia que existía en esta materia en ámbitos católicos. 

Desde el comienzo vislumbramos (sin tener prueba fehaciente de ello) que pudimos haber servido de inspiración para la idea, por el paralelismo con nuestro Album, que dejamos dicho. No pretendemos con ello tener "derechos de autor", pero habríamos visto con buenos ojos que los guionistas hubieran realizado una suerte de "ateneo" con aquellos que nos hemos adentrado en estos temas, al menos los de habla hispana. 

De una tertulia de ese tipo, hubiese resultado claro que hay un quiebre entre las Iglesias de Filadelfia y de Laodicea que no es la Segunda Venida, puesto que el "estoy a la puerta y llamo" significa, como lo señala Straubinger, que "lo que aquí se indica es, con mayor apremio, lo mismo que las cartas precedentes", esto es, precisamente, la Parusía, la que por tanto, a diferencia de lo que se afirma en el video, no tiene lugar en Filadelfia. Como señalan todos los comentaristas, la Iglesia de Filadelfia es la única que no merece reproche alguno de Dios, claro está, por su fidelidad a la Doctrina, aun en medio de las mayores asechanzas de sus enemigos. Repetimos que las "cartas a las siete Iglesias" describen a los fieles pero también a su jerarquía. De hecho, si la "Revolución francesa" fue de tales consecuencias que permiten ubicarla como el final de la "Iglesia de Sardes" y el comienzo  de la "Iglesia de Filadelfia", con más razón la "Revolución francesa en la Iglesia" (Concilio Vaticano II) ha de representar ese "quiebre" que introduce la "Iglesia de Laodicea".

Quizás ello exija, de nuestra parte, el explicar porqué la característica de nuestro tiempo es la "tibieza", la cual aparentemente sería incompatible con las herejías que hicieron eclosión con el Concilio Vaticano II y de las cuales fueron fieles exponentes los "Papas conciliares". En realidad, los mismos fueron (y son) profundamente liberales y fueron  capaces de exponer, a la vez, las más osadas herejías junto con alguna que otra reafirmación de lo tradicional (por caso, "Humanae vitae" para Pablo VI u "Ordinatio sacerdotalis" para Juan Pablo II). En tal sentido, no son "ni fríos ni calientes", lo que no los excusa, y los hace merecedores de ser "vomitados de la boca" del Señor (Ap 3, 16).

Asimismo, anticipamos que, al no seguir esta secuencia, los autores se verán enfrentados a dificultades de exégesis en los capítulos siguientes, por cuanto todo en el Apocalipsis sigue una línea lógica. De hecho, nos parece a nosotros que ninguno de los septenarios alude al "Reino de paz" : este es incompatible con cualquier "tibieza" y es definitivo (no hay "revuelta final"); los sellos culminan con el misterioso "silencio de media hora" que más parece a un preámbulo que a un estado definitivo o de larga duración; las trompetas finalizan con lo que para nostros es el último "ay", el que a su vez señala la segunda mitad de la última "semana de años" o "gran tribulación" (en la que nos encontramos, por si hay algún despistado) y las copas o redomas finalizan con la caída definitiva de "Babilonia". De ello se sigue que no se menciona en ninguna parte, en estos capítulos,  al pseudo "milenio" ni siquiera a nuestro "Reino de paz" (de duración corta y sin revuelta final). 

La explicación de esta omisión que acabamos de describir es compleja. Pero pensamos que todos los septenarios se terminan con el "resplandor de la Venida" de Cristo, que es ya la Venida (en forma anticipada a la Venida física, del mismo modo que la Resurrección de Cristo precedió a su Ascensión o, para ejemplificarlo con la liturgia, la oblación que es ya un anticipo de la Presencia real), pero no se enfocan en la misma sino en lo que la precede. Por lo dicho, las "cartas a las siete Iglesias" no podrían divergir del resto en este tema. 

Nuestro sistema ofrece fechas tentativas para el desenlace, las que mantenemos y reafirmamos con nuevas iluminaciones, aunque claro está, con el inconveniente de que, hasta tanto ello no se produzca, los escépticos llevarán la delantera..."he aquí que vengo como ladrón" (Ap. 16, 15)