jueves, 25 de junio de 2020

Benedicto XVI y la "salida" del Vaticano



En estos días la prensa católica y en particular algunos medios católicos han analizado el viaje que Benedicto XVI realizó a su tierra natal, más concretamente a la ciudad de Ratisbona,  con el alegado motivo de visitar a su hermano enfermo, el P. Georg Ratzinger de 96 años  (el Papa emérito tiene 93 años).

El hecho no pasó desapercibido, ya que se trata de la segunda vez en siete años que deja su retiro, la primera ocasión fue para pasar unos días en Castel Gandolfo, cerca de Roma. La comitiva estuvo integrada, en la reciente visita, por su secretario, el Arzobispo Georg Ganswein, algunas religiosas y personal de seguridad. 

Nosotros ya hemos definido lo que nos pareció el pontificado del Papa alemán (y en esto podemos ver alguna coincidencia con la visión del ex Arzobispo Vigano el cual expresó que el mismo significó una suerte de 'desaceleración' de la Revolución conciliar): un Papa 'conservador' pero de los 'logros conciliares', especialmente los de su predecesor, de quien continuó la línea sólo con un barniz 'tradicional'. Su mayor mérito en este sentido fue la liberación de la Misa tradicional y el levantamiento de las 'excomuniones' a los Obispos de la FSSPX (y en esto ofició como causa necesaria para que Francisco otorgara de hecho un reconocimiento canónico a la referida Fraternidad).

Lo cierto es que se especuló mucho sobre las verdaderas intenciones del viaje, desde remarcar que el escudo de la ciudad de Ratisbona presenta dos llaves al modo de las llaves del Vaticano, pasando por la eventualidad de que el Papa emérito no regresara al Vaticano, hasta señalar lo raro que este viaje suponía. Pero nos queremos detener en una de estas especulaciones, que es la que trae a colación uno de los sueños de San Juan Bosco, que dicen relación a un Papa que sale del Vaticano con su séquito para luego hacer un retorno triunfal, con canto de 'Te Deum' incluído.

Transcribimos algunos pasajes (el texto completo, en portugués, se encuentra aquí): 

"En ese momento, se vio una multitud de hombres, mujeres, ancianos, niños, monjes, monjas y sacerdotes, con el Pontífice al frente, dejando al Vaticano en procesión. Pero he aquí hay una tormenta furiosa que oscurece algo esa luz. Una batalla parecía librarse entre la luz y la oscuridad. Llegamos a una pequeña plaza cubierta de muertos y heridos, muchos de los cuales pidieron consuelo en voz alta.

Las filas de la procesión se volvieron bastante delgadas. Después de caminar por un espacio de doscientos amaneceres, cada uno se dio cuenta de que ya no estaba en Roma. El asombro invadió los espíritus de todos, y todos se reunieron alrededor del Pontífice para proteger a su persona y ayudarlo en sus necesidades.
(...)
Cuando, por fin, pisó la ciudad santa, comenzó a llorar por la desolación en la que se encontraban los ciudadanos, muchos de los cuales ya no existían. Al entrar de nuevo en Roma, cantó el Te Deum, que fue respondido por un coro de ángeles, cantando: 'Gloria in excelsis Deo, et pax in terris hominibus bonae voluntis'. Cuando terminó el canto, la oscuridad había cesado y apareció un sol muy brillante. Las ciudades, los pueblos, los campos tenían una población muy reducida, la tierra estaba pisoteada como por un huracán, una tormenta y un granizo, y la gente se dirigía a los demás diciendo con un espíritu conmovido: "Hay un Dios en Israel". Desde el comienzo del exilio hasta la canto del Te Deum, el sol salió doscientas veces. Todo el tiempo necesario para lograr estas cosas corresponde a cuatrocientos amaneceres ".

Pues bien, la analogía pretendida con la 'escapada' de Benedicto XVI se termina allí. En realidad, nuestra interpretación del sueño es otra: la "noche oscura" es la que comenzó con Juan XXIII, la 'luz esplendorosa' es la de [ed. las apariciones de Fátima], la "salida del Vaticano" (del Pontífice y su séquito de seglares y clérigos) no puede ser  sino una 'salida' de la verdadera doctrina con 'muertos y heridos' que son las víctimas de esas desviaciones. Le sigue un estrechamiento de las filas de los fieles (la 'apostasía' se hace general); el 'percibir que no se estaba más en Roma' no tiene sentido si se refiere a una salida física y no es otra cosa que la toma de conciencia (por parte de algunos) del hecho de haberse apartado de la doctrina y liturgia tradicionales. 

Luego se ve al Papa (aclarando que no debemos personalizar), el cual es rodeado por los fieles asustados que buscan reunirse entorno suyo y asistirlo en sus necesidades, pero los 'hijos verdaderos' imploran todavía su retorno  y por ello estamos en condiciones de afirmar que, al presente, ni Benedicto ni Francisco están en la verdadera doctrina (dicho esto para los 'benevacantistas' pero también para los 'franciscofóbicos' que dejan de rezar por su conversión). Acto seguido, se describe el auxilio de la Madre de Dios a través de 'ángeles' o mensajeros que sugieren que  'los pobres serán los evangelizadores de los pueblos' y de entre ellos se tomarán a los 'levitas' (ya no habrá cabida para los 'expertos' o los 'teólogos'). Y finalmente, la 'vuelta a Roma', que no puede significar otra cosa que el retorno a la Tradición, pero en un cuadro de desrucción material y humana, lo que hace suponer que dicho triunfo sigue a un juicio general, que será el anticipo de la Venida de Cristo.

sábado, 20 de junio de 2020

Mas sobre los errores doctrinales del Concilio Vaticano II y soluciones a futuro




La carta de Mons. Viganò ha sacudido el ambiente de comodidad en que estaban sumidos los partidarios de la falsa "hermenéutica de la continuidad", la que, como hemos demostrado en los comentarios al pie de la nota "AyFilemón", resulta imposible de aplicar: no es posible "interpretar" en forma católica a "Dignitatis Humanae" (pero de hecho no se agota en esa Encíclica, los errores pululan y se extienden a las Encíclicas y otros documentos post conciliares). Y se trata de errores de Fe (herejías) y no sólo errores materiales o sin alcance doctrinal.

Tanto es así que nos hemos permitido intervenir en el portal "One Peter Five" para rebatir los intentos de los modernistas que desafían a quienes impugnamos al Concilio a que "demostremos las contradicciones (y no solo las ambigüedades que alcanzan a admitir) con el Magisterio anterior". De hecho se espera que, atento a la dificultad práctica de encontrar esas pruebas (hay que repasar el vastísimo cuerpo doctrinal previo al Concilio Vaticano II) ello pueda hacer caer la dicha impugnación, pero se equivocan. A pesar de no ser el inglés una lengua que manejamos especialmente, igual acometimos la tarea de mostrar el error del "Indiferentismo" que exhibe Dignitatis Humanae  y también de Nostra Aetate en cuanto a que la "Iglesia mira con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios..."

Es justo reconocer que, en el primer caso, lo hicimos en base a la inestimable colaboración de un anónimo en esta bitácora, que aportó la condena N° 79 del Syllabus como base para esa contradicción (en la oportunidad nosotros habíamos ensayado la demostración de la contradicción por vía de la argumentación tomista de la "libertad para el bien"  y de que "el error no tiene derechos").

En relación a DH, el defensor de la postura de la continuidad en "One Peter Five" se basó en una defensa que a la postre resultó en un sofisma, el que finalmente fue desbaratado por nosotros. Esta vez no se centró en la "obligación de rendir culto a Dios" como fue el caso del contradictor anterior en los comentarios al pie de "Ay Filemón", sino en el hecho de que la salvedad del "justo orden público" incluye -esto dicho por la propia DH- la "salvaguarda de la moralidad pública". El defensor de la postura de la continuidad sostuvo que la "propagación  del indiferentismo", al ser un atentado a la "moralidad", no quedaba pues incluída en la condena del Syllabus.

El argumento es totalmente falaz, como lo demostramos: la distinción entre Fe y Moral está en la Tradición de la Iglesia (e.g. el "objeto de la infalibilidad") y la condena del Syllabus tiene un doble objeto, el "indiferentismo" individual (N° 15-16) y el "indiferentismo" del Estado (N° 79), pero ya la propia libertad de cultos es "indiferentismo", por lo que la salvedad de la "moralidad pública" no puede nunca consistir en la "propagación del indiferentismo", ya que éste se encuentra ínsito en la "libertad religiosa" (como prueba aportamos la cita de Gregorio XVI en "Mirari vos").

Respecto de NA, la discusión se llevaba por otros, y entre los defensores de Verdad se recurría a  silogismos extraídos de las Escrituras que muestran a las claras la contradicción con la afirmación conciliar de que los musulmanes "adoran" al "Único Dios". Basta conocer que los musulmanes no creen en la divinidad de Cristo para ello. Pues no, el defensor de la postura de la continuidad exigía la "contradicción con el Magisterio anterior" (en realidad podríamos nosotros exigirles que ellos demuestren la continuidad, pero son incapaces de hacerlo).

Pues bien, esa contradicción la expusimos así: NA dice que los musulmanes adoran al Dios verdadero, la adoración es un acto de Fe (los musulmanes "no tienen fe": Papa Calixto III) y es un acto de culto (la manera como Dios quiere que lo adoremos: "en Verdad"). "Mortalium animos" de Pío XI cita a Lactancio: sólo la Iglesia católica conserva el culto verdadero...". Con lo cual queda claro que los musulmanes no "adoran" al Dios verdadero. A lo más es adoración "material" pero no "formal" y sabemos que la esencia de algo está dada por materia y forma.

Atento al hecho incontrovertible de los errores conciliares, algunos se preguntan si en el futuro no habría que dejar sin efecto todos los documentos conciliares.  Esto fue tratado por el propio Viganò y ahora por el Abbé Barthe en respuesta a éste último: “Usted muestra con razón que este proyecto, "incluso con las mejores intenciones, socava los cimientos del edificio católico": de hecho, oponer el magisterio de mañana al de hoy, que contradice al de ayer, conduciría al hecho de que ningún acto magisterial jamás sería definitivo. Por lo tanto, en un suplemento del 15 de junio (Iglesia y postconcilio), usted opina que un futuro papa "podría cancelar todo el Concilio".  Si se me permitiera ampliar su análisis, diría que la única solución para contradecir un acto anterior con un acto magisterial es notar que el acto en cuestión no es magisterial en toda su fuerza. Por ejemplo, el Pastor Æternus, del Concilio Vaticano I, en 1870, canceló efectivamente el decreto Frequens del Concilio de Constanza, en 1417, que afirmaba institucionalizar la superioridad del Concilio sobre el Papa. Esta cancelación fue posible porque la Santa Sede nunca reconoció el valor dogmático de Frequens. De la misma manera, con el Vaticano II, nos encontramos en la misma situación que Frequens, ya que los órganos del propio Concilio (Dz 4351) y todas las interpretaciones posteriores significaron que este Concilio era de naturaleza puramente "pastoral", es decir, no dogmático”.

Sin querer agotar el tema, pensamos que lo que afirma el Abbé Barthe parece criterioso y en concordancia con lo que sostuvimos atinente a la infalibilidad del Magisterio.

martes, 16 de junio de 2020

Viganos

Esta entrada pretende ser una secuela de aquella otra en la que manifestábamos nuestra desconfianza en las pretensiones del ex Arzobispo Viganò en esa ocasión. De esta postura pública del ex Arzobispo a las más recientes ha habido una evolución  que lo aproxima a la postura de la Tradición verdadera pero que no obstante no deja de presentar algunas incógnitas que intentaremos despejar, de ahí el plural en el onomástico en el título. Todo lo cual hace inconveniente, nuevamente, la intención de los cismáticos del "Non serviam" para que la FSSPX se pronuncie apoyando al ex Arzobispo.

En el conciliarismo hay, si se puede afirmar, tres "vacas sagradas": el propio Concilio Vaticano II, el Novus Ordo Missae y la figura de Juan Pablo II (a la que algunos añaden -como algo inseparable- la de su fiel colaborador, el Cardenal Ratzinger, devenido en Benedicto XVI). Para que podamos decir que alguien es fiel a la Verdad y a la Tradición de la Iglesia debe haber superado las tres, y no sólo una o dos de ellas. 

Pues bien, el Viganò de la denuncia original no manifestaba una renuncia a ninguna de las tres "vacas sagradas", sólo una crítica a una de sus consecuencias (los abusos sexuales del clero) en la medida que, siguiendo a San Pablo, es dable ver en esas perversiones una previa defección en la Fe (aunque es justo distinguir, como lo hicimos, el pecado individual que no implica necesariamente esa defección, del pecado como institución, que supone también una desviación doctrinal instalada).

El Viganò del reciente texto deja de lado, de un plumazo, a la "vaca sagrada" del Concilio Vaticano II (en sus enunciados y en el pretenso diferente "espíritu", que en realidad vienen a constituir una misma cosa), a la "vaca sagrada" del Novus Ordo Missae ("El que tengamos una liturgia protestantizada y a veces incluso paganizada, se lo debemos a la revolucionaria acción de monseñor Annibale Bugnini y a las reformas postconciliares") y pensamos que también a la "vaca sagrada" de Juan Pablo II ("y creímos sinceramente que ver a Juan Pablo II rodeado por brujos sanadores, monjes budistas, imanes, rabíes, pastores protestantes y otros herejes era prueba de la capacidad de la Iglesia de convocar a todos los pueblos para pedir a Dios la paz, cuando el autorizado ejemplo de esta acción iniciaba una desviada sucesión de panteones más o menos oficiales, hasta el punto de ver a algunos obispos portar el sucio ídolo de la pachamama sobre sus hombros, escondido sacrílegamente con el pretexto de ser una representación de la sagrada maternidad") [ndr: notamos especialmente que el exArzobispo no le agrega el "San"]

Con respecto a Benedicto XVI, hay una suerte de disculpa hacia su figura: "Y si, hasta Benedicto XVI podíamos todavía pensar que el golpe de estado del Concilio Vaticano II (que el Cardenal Suenens llamó “el 1789 de la Iglesia”) estaba experimentando una desaceleración...", aunque la misma no está exenta de razones. El problema es que no visualiza que Benedicto XVI forma si se quiere  un tándem con Juan Pablo II, puesto de manifiesto en la constante evocación a la figura y a las acciones de este último por parte del primero (como queda claro en la reciente biografía que publicó Peter Seewald).

¿Cuál es entonces nuestra principal reserva para no cantar "victoria" con este "hijo pródigo" (tratando de que no se nos cuele la mala actitud del 'hermano mayor' de ese hijo pródigo)?: que  el texto no contiene una sóla mención a los únicos Obispos que se opusieron oficialmente a los desvaríos teóricos y prácticos que el menciona, los beneméritos Monseñores Lefebvre y Castro Mayer, omisión muy llamativa. Y en ello, mal que les pese a los del cisma del "Non serviam", es muy diferente a la valerosa actitud del Obispo filipino Monseñor Salvador Lazo.

Por último, no podemos dejar pasar la misiva que el exArzobispo Viganò enviara al presidente estadounidense Trump, país en el que ejerciera como Nuncio Apostólico. La misma nos parece más una expresión voluntarista que una meditada reflexión, puesto que dista de la explicación de San Agustín de las "dos Ciudades", por la cual mientras estamos en el tiempo no es posible saber con exactitud quiénes son los hijos reales y verdaderos de la "Ciudad de Dios" y quiénes de la "Ciudad terrena",  máxime tratándose del presidente de la principal potencia mundial, potencia que no se caracteriza precisamente por su humildad o por el "amor a la Verdad"...

jueves, 11 de junio de 2020

Ay Filemón



...te taparon la boca dos exponentes de los 'neo tradis' los cuales -ellos sí- han aprendido la lección y han sabido sacar las conclusiones adecuadas a la crisis que padece la Iglesia desde los años sesenta y se han aproximado -naturalmente- a las posiciones que fueron las de siempre en la Fraternidad San Pío X. Ya no hay margen para el error: "errare humanum est, perseverare diabolicum". Pero es lo que hace el "Padre Filemón" del blog de la mecha-que-se-apaga, como  hereje modernista que resultó ser.

Precisamente, la dicha herejía es ante todo un error filosófico, donde "el intelecto renuncia a su capacidad de saber y conocer las cosas en sí mismas. Se priva a sí mismo del trampolín de la realidad: ¿por qué sorprenderse, entonces, de que se reconozca incapaz de elevarse hasta el Origen de la realidad? Pero, al exiliarse de la realidad, el intelecto automáticamente se retrae hacia sí mismo" y  cuyas consecuencias son, entre otras: "el culto al “ego” en todos los niveles, un retorno al subjetivismo, destronando a Dios y colocando al hombre en su lugar y en el cual el dogma se encuentra en evolución perpetua".

"Fray Filemón" se niega a aceptar la realidad de los errores del Concilio Vaticano II, por caso el expuesto por Mons. Schneider de la "supuesta legitimidad del ejercicio de la libertad religiosa teorizada por el Concilio Vaticano II en contradicción con el testimonio de la Sagrada Escritura y con la voz de la Tradición, y en contradicción también con el Magisterio católico, que es el fiel guardián de ambas" como transcribe Mons. Viganò. 

Y todo ello para no reconocer, como sí lo hace Mons. Viganò,  el "vínculo causal entre los principios enunciados -o implícitos- del Concilio Vaticano II y su consiguiente efecto lógico en las desviaciones doctrinales, morales, litúrgicas y disciplinarias que han surgido y se están desarrollando progresivamente hasta el día de hoy".  Porque "Fray Filemón" lo que hace es construir un "altar a esos principios y cadalsos a sus consecuencias".

De allí que busque convencer a unos incautos de que la "FSSPX es herética"  o de que la misma no reconoce que el "ecumenismo es bueno a pesar de que venía de antes del Concilio Vaticano II" o de que "todo 'concilio ecuménico' es infalible"...porque para él la Tradición no es algo fijo e inmutable (que  el Magisterio solo puede explicitar) sino cambiante. 

El último bote de salvataje bajo el cual se parapetaba "Fray Filemón" era el de la "hermenéutica de la continuidad" que propulsó Benedicto XVI, la cual no es más que otra negación de la realidad (como ya vimos, una nota saliente del "modernismo") que consiste en hacerle decir al Concilio lo que éste no dijo. "Fray Filemón" pretende excusarse echando la culpa al "espíritu del Concilio" que es precisamente la estratagema que Mons. Viganò desmonta con claridad: "Este “espíritu del Concilio” es la patente de legitimidad que los innovadores oponen a sus críticos, sin darse cuenta de que ello es confesar, precisamente, un legado que confirma no sólo la naturaleza errada de las declaraciones presentes, sino también la matriz herética que supuestamente las justifica".

martes, 2 de junio de 2020

Sobre la nota o peso doctrinal de los Concilios ecuménicos

En la entrada anterior decíamos que los temas se acotaban, en el supuesto de que algunos temas ya habían sido suficientemente tratados en el pasado por teólogos o pensadores católicos y de que, en consecuencia,  no hay margen para debatir lo que ha quedado ya demostrado, como verdadero o falso, en este campo. No deberíamos pues vernos en la obligación de reiterar estas demostraciones, las que por otra parte se encuentran al alcance de todos vía la lectura de textos apropiados o inclusive de páginas web autorizadas. Pero atento a que algunos perseveran en el error y de esta suerte confunden a muchos, haremos una excepción con el tema puntal de la nota o peso doctrinal de los "Concilios ecuménicos".


A este respecto, podemos recurrir a las fuentes de las FSSPX, muy abundantes por cierto. Pero a efectos de que no se nos acuse de parcialidad, vamos a hacerlo con fuentes externas, inclusive alguna decimonónica, como es el caso del estudio "El dogma de la infalibilidad" de Mgr Louis-Gaston de Ségur (1872).

El autor mencionado define lo que debe entenderse por "Concilio ecuménico":  es aquel 1) convocado por el Papa o al menos con su consentimiento; 2) en el que todos los Obispos han sido convocados (no es necesario que concurran todos); 3) el que una vez reunido sea presidido por delegados papales o por el Papa mismo; 4) y en el que los decretos del Concilio son confirmados oficialmente y públicamente por el Papa.

Por este lado, nada que decir sobre el Concilio ecuménico de Vaticano II.

Ahora bien, Mgr de Ségur aclara que "La infalibilidad de la Iglesia se resume en el Papa; como la personalidad humana en la cabeza; como la seguridad del rebaño en el pastor. Esto no quiere decir que el cuerpo episcopal sea disperso, sea reunido en Concilio, no participe del divino privilegio de la infalibilidad... Pero, dejémoslo claro,  no se da en ellos sino porque están con el Papa y en tanto no son más que uno con el Papa. Les comunica la infalibilidad sólo en cuanto están unidos al Infalible, Vicario del celeste Infalible".  Esto es, su infalibilidad es "secundum quid", en la medida que su jurisdicción deriva de la del Papa. 

Conclusiones provisorias:  1) en el Concilio ecuménico Vaticano II los Obispos reunidos estaban con el Papa; 2) puesto que estos participan de la Infalibilidad del Papa, es necesario estudiar si el Papa ejerció o no su infalibilidad en los términos precisados por el Concilio Vaticano I: que aquél defina una doctrina, en materia de Fe o Moral, mandando creer  a todos los fieles bajo anatema. 

Pues bien, en este último aspecto, existe la confesión de parte: "El 29 de septiembre de 1963, tras una sencilla ceremonia inaugural y un discurso de Pablo VI, comenzó la segunda sesión del Concilio. En el discurso de apertura Pablo VI habló ya en una actitud de verdadera colegialidad, él quería actuar en unión fraterna con los demás hermanos obispos, en un esfuerzo común por renovar la vida y el servicio misionero de la Iglesia. Subrayó explícitamente el carácter pastoral del Concilio y enunció sus cuatro objetivos principales. El Concilio debía centrarse en “manifestar la virtud vivificante del mensaje de Cristo, pensando en las necesidades del mundo contemporáneo”.

Así pues, el Concilio ecuménico Vaticano II no deriva su infalibilidad del Magisterio extraordinario. Pudo haberlo sido del Magisterio ordinario infalible, entendido como aquello que "ha sido creído siempre y en todo lugar" como lo enseña el Conmonitorio de San Vicente de Lerins? Esto ya lo desmentimos en la entrada anterior, existen postulados del Concilio Vaticano II (por caso, lo relativo a la "libertad religiosa") que contradicen el Magisterio infalible anterior, y los mismos  fueron contestados al menos por una parte del episcopado. 

Aquí conviene hacer un paréntesis y remitirnos a un estudio reciente del excelente blog "Infocaótica", el cual se plantea tres interrogantes: 1) Si todo concilio ecuménico debe contener magisterio infalible; 2) Si todo el contenido doctrinal de un concilio ecuménico debe ser infalible y 3)Si es posible que un concilio ecuménico se abstenga de enseñar de modo infalible y que al mismo tiempo enseñe de modo no definitivo. La respuesta a la primera interrogante es negativa y cita el Concilio de Lyon (1245), el cual  no contiene definición magisterial infalible alguna y sobre este punto es pacífica la doctrina. En respuesta a la segunda interrogante se cita a autores que dejan en claro que "es necesario distinguir entre la definición de un dogma, y las razones, explicaciones, etc., añadidas a la misma. La infalibilidad sólo puede pertenecer a la definición misma.» De estas dos respuestas surge claramente la respuesta a la tercera interrogante: "Dado que no se trata de elementos que sean condición necesaria de ecumenicidad, es posible que un concilio sea ecuménico combinando ambas notas. En virtud de la primera, se abstendría de definir de modo infalible; y en virtud de la segunda podría enseñar de modo no definitivo, pidiendo los diversos grados de asentimiento que se conocen respecto del magisterio no infalible". 

Con respecto a este último género de enseñanza que podría denonimarse del "Magisterio mere auténtico" esto es, el que se basa en el argumento de la autoridad,  ya hemos dicho que no es alcanzado por la infalibilidad  y que por tanto, si en él hubiera algún error,  no puede obligar puesto que ello contradice las enseñanzas de la moral que nos obligan a rechazar el error. 


lunes, 25 de mayo de 2020

Los temas y los tiempos se acotan

Una de las ventajas del confinamiento ha sido el que algunos dieran rienda suelta a su pluma y de que podamos así conocer el secreto de sus corazones. Tal es el caso de Sacerdotes o seglares del llamado mundo 'neo tradi', que son 'tradicionalistas' (al menos en lo litúrgico) 'tardíos' (los une el 'único malo' del Papa Francisco) pero con claros 'resabios modernistas' (el tótem sigue siendo Juan Pablo II, aunque en algunos este conforma uno solo con Benedicto XVI).

En aquellos, si hubiera mediado buena fe, el papado de Francisco debería de haber oficiado como lección de la clarividencia y del buen proceder de la Fraternidad San Pío X, puesto que esta fue la primera -como institución de la Iglesia con a su frente un Obispo- en denunciar la existencia de errores en el Concilio Vaticano II y en la actuación de los Papas conciliares (porque lo de Asís no es solo un pecado también es herejía pública), desvelando así la "papolatría". Ello porque Francisco demostró que en un acto en apariencia magisterial  (e.g "Amoris laetitia") puede haber errores y que su actuación (e.g la adoración de la "pachamama") es prueba de lo segundo.

Citamos del blog de la mecha-que-se-apaga, el que acota las diferencias entre la FSSPX y Roma: "Hay un cúmulo de razones, pero ahora sólo señalo dos ámbitos fundamentales: 1) Diferencias dogmáticas: la FSSPX oficialmente no acepta el dogma de la infalibilidad del magisterio ordinario y universal, por ejemplo operando en el Concilio Vaticano II, lo cual la hace caer en una postura herética, sorprendentemente análoga en este aspecto a la de los protestantes y modernistas. 2) Diferencias políticas, que también están vinculadas a cuestiones doctrinales, porque los herederos de mons. Lefebvre continúan luchando unívocamente por la defensa y aplicación de la noción de un estado católico confesional, contra las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Ahora bien, si tengo que señalar el punto neurálgico, el cruce de caminos, el frente de combate, en el que estos dos ámbitos de diferencias entre la Santa Sede y la FSSPX se ponen de manifiesto del modo más claro es el concepto de Libertad Religiosa."

En cuanto a la alegada primera razón: es una falsedad patente. Nos remitimos aquí a una entrada nuestra en el pasado que delimita expresamente lo que debe entenderse por "magisterio ordinario infalible" y que claramente deja afuera de él todas las novedades conciliares. Nótese  que además de carecer de sustento en la Verdad revelada, las tales novedades pudieron carecer de la nota de "universalidad"  por la misma oposición de la FSSPX a estas novedades y asimismo de la de "constancia" por su carácter novedoso con respecto a lo enseñado siempre por la Iglesia. 

En cuanto a la alegada segunda razón, vamos a recurrir al documento de la FSSPX "Hojitas de Fe" N° 312, el cual es de una claridad meridiana sobre los errores del tándem-tótem Juan Pablo II-Benedicto XVI al respecto de la confesionalidad del Estado y del concepto de "libertad religiosa".


Decimos también que los tiempos se acotan, esto resulta palmariamente de nuestra exégesis expresada en el Album del Apokalypsis, en el cual consignamos, en lo referente a las "siete Iglesias": 'Las "cartas a las Siete Iglesias" refieren a etapas de la Iglesia así como a los cristianos de cada una de ellas, si bien tanto las admoniciones como las alabanzas pueden dirigirse a los cristianos de  todas las épocas. Nos basamos en la exégesis del P. Castellani, excepto para las dos últimas Iglesias, en las que nos permitimos hacerle modificaciones'.

Ahora resulta que nos enteramos de un proyecto, a cargo -en la parte de asesoría espiritual- de unos "Sacerdotes" que se dicen de la "Tradición"  para exponer una interpretación del Apokalypsis en formato audiovisual, con esta expresión de motivos: "Nos limitamos a la interpretación del experto, aportando solamente aquellos aspectos de nuestra época que el Padre Castellani no puedo ver con sus propios ojos". Nos suena conocido...pero bienvenida sea la empresa, quedaremos a la espera de sus resultados para confrontarlos con los nuestros, aunque desde ya les advertimos que quizás no les dé el tiempo...porque sabemos que queda poco: "Si aquellos días no fueran acortadosnadie sería salvo, pero serán acortados por causa de los escogidos" (Mt 24, 23-24)

miércoles, 20 de mayo de 2020

Mas sobre la Mujer en el desierto



Toda la actuación de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X se explica a luz de la escatología, aunque por lo general ella misma no es o no ha sido consciente de tal aspecto. Es cierto que algunos han visto el paralelismo evidente con los "apóstoles de los últimos tiempos" que profetizó San Luis María Grignon de Montfort, o de la figura de Mons. Lefebvre con el "Prelado que habrá de restaurar el espíritu de los Sacerdotes" en la profecía de Nuestra Señora del Buen Suceso, pero no ha ocurrido lo mismo con las profecías de las Escrituras.

Nos convence la exégesis a la que arribamos en cuanto a categorizar a la FSSPX como los "Testigos resucitados" y como núcleo del remanente fiel representado en el "hijo varón" y luego en la "Mujer en el desierto". Su nacimiento coincide con la "Supresión del Sacrificio y la colocación de la abominación en el lugar santo". Esto es, se trata no de la invalidez del nuevo rito, sino de su ilicitud, por vía de desvirtuar el Sacrificio mediante numerosas adiciones y supresiones que, en su conjunto, obtienen tal resultado. Aún cuando no sea posible aseverar que aquel contiene herejías, lo cual no sería el caso por tratarse de una norma de 'disciplina general' que conlleva una infalibilidad 'negativa' (no así 'positiva'), sí es posible sostener que la misma se 'aleja en conjunto y en detalle de la teología católica de la Misa', tal como lo deja dicho el 'Breve examen crítico' suscrito por los Cardenales Ottaviani y Bacci.

Es de destacar que para los "Santos Padres" el "Templo" que sería objeto de las fechorías del Anticristo es la "Iglesia católica" y no un supuesto "Templo de Jerusalén" reconstituído (¿en qué quedó si no, la maldición a Juliano el Apóstata?). Si pues, la Misa tradicional estaba de hecho prohibida pero no de Derecho como lo vino a recordar Benedicto XVI décadas después, que por consiguiente el "indulto" era ilícito por abuso de poder y que finalmente, la supervivencia de dicho rito inmemorial era una necesidad absoluta por vía del "estado de necesidad" cuyo ejemplo nos lo dio el mismo Cristo al "curar en sábado" (Lucas 14, 1-6), las consagraciones episcopales de 1988 estuvieron plenamente justificadas.

Respecto de este evento, podemos decir que encuentra su cumplimiento con el relato del "Dragón" y la persecución que éste realiza a la "Mujer" que había dado nacimiento al 'hijo varón'" de Ap 12. Resulta curioso ver cómo el mismo Juan Pablo II se expresaba del siguiente modo con motivo de la beatificación de Francisco y de Jacinta: «El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión; apela a la humanidad para que no siga el juego del dragón, cuya cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipita sobre la tierra" (Ap 12, 4). Así pues, el mismo está confirmando nuestra exégesis de la actualidad de esa profecía. Pero lo peor es que Juan Pablo II "siguió el juego del Dragón" más que ningún otro, al querer "arrastrar" a la FSSPX en la "corriente general" si no hubiese sido porque la "tierra vino en su ayuda".

Ahora bien, la "operación supervivencia de la Tradición" también tuvo un componente doctrinal. Porque convengamos que de nada sirve (y en su caso, no obliga) una 'Misa tradicional' que no vaya acompañada de una prédica católica. Y aquí aprovechamos a rectificar un comentario nuestro en el pasado por el cual dábamos por cierto el cumplimiento del "precepto dominical" en cualquier rito tradicional. Lo de una prédica cien por ciento católica no es un invento de la FSSPX, puesto que es dogma católico que la 'integridad' de la Fe (ahí tienen a los 'integristas') es necesaria para la salvación y si el oficiante de la Misa tradicional no portase esa Doctrina íntegra no estaría cumpliendo su deber y estaría llevando al error a sus ovejas.

Luego, hemos leído comentarios que tienden a ridiculizar el aislamiento querido por Dios para ese remanente a efectos de que el mismo se vea "fuera de la vista de la Serpiente", comparándolo con alguna película de ficción (e.g "la Aldea"). Debemos precisar (como lo hicimos ya en la primera época del blog) que el "desierto" al cual es llevado el remanente fiel no es uno físico como podría ser el desierto de Moab u otro (tesis del P. Lacunza y del P. Castellani) ni tampoco un alejamiento de las instituciones de la Iglesia en cuanto actúan en forma legítima, como resulta de la fundación de la FSSPX como "Unión pía" reconocida por la Iglesia desde el instante mismo de su nacimiento,  del rezo constante en las Misas por el Papa y los Obispos diocesanos y de los contactos permanentes con las autoridades a efectos de que estas revean sus errores doctrinales. Es un símbolo de la protección (de eso se trata las "dos alas de águila" reminiscencia de Deut 32, 11), contra los errores de la "Iglesia de Laodicea".

El otro aspecto interesante de la profecía de la "Mujer en el desierto" es que ésta tiene "otros hijos" además del "hijo varón", "los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús", lo que condujo a algunos exégetas (los ya nombrados Padres Lacunza y Castellani) a sostener que en la "Mujer" se veía representada la religión mosaica y a los hebreos convertidos de los últimos tiempos, con lo cual el "resto del linaje de ella" no podían ser otros que los cristianos. A nosotros nos parece que esta interpretación no es del caso, puesto que se hace referencia a las dos mitades de la "semana" que tienen como eje al "Templo" como "Iglesia católica" y puesto que los hebreos se convierten al "filo de la historia" (fin del 'tiempo de los gentiles') que es al final de la última "semana".

Entonces, esos "otros que guardan el testimonio de Jesús" serían, a nuestro parecer, aquéllos fieles de Fe sencilla, que no han oído hablar de los 'misterios de iniquidad' que asolan a la Iglesia o bien aquellos que en determinados puntos de esos  misterios, sin culpa de su parte, no han logrado una comprensión acabada. Nos pasó por ej., en algún momento de nuestro itinerario, de pensar que algún dogma tridentino era óbice para sostener la maldad del nuevo rito, pero resulta que el mencionado dogma (no viene al caso cuál) tiene un claro contexto temporal, no extrapolable al presente.  Por lo mismo, descartamos que en esta categoría se encuentren aquéllos que por su posición y conocimientos debieran estar lo suficientemente informados de los alcances de las novedades conciliares y de sus promotores y que por tanto debieran tener una Fe madura.

sábado, 16 de mayo de 2020

Cuando la mecha se apaga

A veces pecamos de ingenuos. Nos pasó cuando codo a codo defendíamos al bastión de la Tradición junto con otros bloggers en los comienzos de la era del papado de Benedicto XVI, pensando que todos ellos estaban en la misma sintonía, esto es, la de escapar tanto a la herejía como al cisma. Pronto caímos en la cuenta de que muchos "salieron de los nuestros pero no eran de los nuestros" (Juan 2, 19), habiendo sucumbido al celo amargo y desembocado en el cisma.

Nos sucede también de ver buena voluntad en los de la herejía modernista, cuando en realidad muchos de los que aparentan salir de ella -habiendo incluso dejado mucho lastre de lado- no terminan por desligar las amarras. Nos pasó hace poco con la lectura del blog "Linum Fumigans", cuyo autor se prodiga con frecuentes y largos artículos no carentes de interés y en los cuales quisimos percibir unas "ansias de verdad". Pues bien, parecería que no es el caso. El juanpablismo puede más. Y como el juanpablismo y la Tradición no son compatibles, es necesario justificarse.

Es lo que hace el autor del blog en su entrada reciente, en la cual, en forma sinuosa,  busca atacar al bastión de la Tradición. Veamos de disecar el artículo, colocando nuestra opinión entre paréntesis:

En la Iglesia actual hay muchos sonoros silencios; basta recordar los temas del pecado, de la degradación de la mujer, de la presencia profética de la Virgen María en la historia [este es silencio de las verdaderas apariciones pero aliento de las falsas y de los falsos mensajes] , etc. Pero no hay que pensar que estos silencios existen solamente en ámbitos progresistas (más o menos contagiados de modernismo) sino también en ámbitos tradicionales. Incluso existen sonoros silencios en sectores tan tradicionales que viven separados de lo que podríamos llamar la estructura oficial de la Iglesia, como la FSSPX [primera insidia, porque se vive 'separado de la estructura oficial' por culpa exclusiva de la oficialidad al no querer asumir sus errores doctrinales]. En este blog, en la entrada de ayer, hubo lectores que en sus comentarios deslizaron que en la FSSPX no suele hablarse del Apocalipsis, y ofrecieron sus explicaciones (no carentes de buenos argumentos) [en concreto se trató de uno, 'Don Benja', el cual cita una experiencia personal con un 'grupo de jóvenes'. Aquí conviene distinguir lo oficial de lo oficioso. Nosotros mismos, a título oficioso, en calidad de simples fieles, presentamos una exégesis del Apocalipsis que coincide con la del comentarista. Pero distinto es el caso de una Institución de la Iglesia que no fué fundada con ese fin, el de hacer una interpretación del Apocalipsis o de predicar el final de los tiempos como inminente, para lo cual además se debe contar con una cierta inspiración del Cielo]. Creo que otro sonoro silencio en la predicación del clero de la FSSPX es el ecumenismo [aquí pensamos que el blogger se refería a la herejía posconciliar -que fue siempre uno de los leit motiv de la oposición de la FSSPX a las autoridades conciliares- , pero no, el mismo se va a referir a una cierta realidad instalada, frente a la que nada se podría hacer...]. Un silencio que precisamente en ellos podría interpretarse de escandaloso, ya que por ejemplo la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos entró en la Iglesia Católica por primera vez precisamente con la bendición del papa san Pío X, nada menos! [compréndase bien: el 'silencio escandaloso' no es obviamente frente a la herejía conciliar en sí, sino el no querer admitir que la herejía, según la visión del blogger,  venía de antes del Concilio, con lo cual este es inocente...]

----------Es cierto que lo que suele llamarse "movimiento ecuménico" tiene raíz protestante: de hecho, fue iniciado en el siglo XX por un conjunto de confesiones protestantes, pero que gradualmente se fue repensando para encontrar el modo por el cual la Iglesia Católica pudiera también participar en el mismo movimiento. Por supuesto, la iniciativa ecuménica no sólo tuvo promotores desde el lado cismático, sino también desde el lado católico; y los impulsos de ambos lados hicieron que se diera un paso importante inicial, que produjo que el movimiento ecuménico llegara al conocimiento de todos los fieles católicos. Eso ocurrió precisamente con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, bien recibida ya desde los tiempos del papa san Pío X
[ya ven por dónde van los tiros...]
----------Tradicionalmente, el octavario de oración ecuménica se celebra del 18 al 25 de enero. En ella, de forma solemne y conjunta, nos reunimos en el nombre de Jesucristo para pedir que las divisiones sean superadas y la unidad se convierta en una realidad plena y visible. Es decir, durante esta semana, los cristianos católicos, ortodoxos y protestantes de todas las denominaciones están invitados a rezar juntos por su unidad. Son días de súplica a la Santísima Trinidad pidiendo el pleno cumplimiento de las palabras del Señor en la Última Cena: "Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros" (Jn 17,11). La oración de Cristo alcanza también a quienes nunca se han contado entre sus seguidores, pues dijo Jesús: "Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño con un solo pastor" (Jn 10,16). Ahora bien: alguno de los lectores de este blog que asista a las Misas de la FSSPX ¿podría tener la amabilidad de responderme si alguna vez se celebró en su comunidad la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos? [a ver si procuramos seguir entendiendo: el blogger pretende decirnos que el ecumenismo es bueno, puesto que contaba con la bendición de San Pío X y que entonces la FSSPX, como fiel discípula, debería seguir -hoy- sus pasos. Nuestra explicación sigue en los párrafos siguientes]---------
            La práctica de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos fue introducida en 1907 por el padre Paul Wattson, líder episcopaliano (rama anglicana de los Estados Unidos) fundador de la Society of Atonement (Comunidad de los hermanos y hermanas de la Penitencia), quien finalmente se convirtió al catolicismo junto con los miembros de su comunidad. La iniciativa recibió la bendición del papa san Pío X y fue luego promovida por el papa Benedicto XV, quien terminó de instaurar el Octavario por la Unidad de los Cristianos en 1916, que fue cuando se escucharon aquellas sus famosas palabras: "la Iglesia no es latina ni griega ni eslava, sino católica: no hay diferencia entre sus hijos, ya sean griegos, latinos o eslavos, o de otro grupo nacional"  [la intención inicial de Paul Wattson era católica: la 'unidad' significaba el retorno de las diferentes confesiones a la Iglesia católica romana, de allí que eligiera como fechas para la octava, el 18 de enero, fiesta de la Cátedra de Pedro y el 25 de enero, fiesta de la conversión de San Pablo]
----------Ahora bien, a partir de la instauración hace más de un siglo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, se fueron dando algunos avances, sobre todo a partir de las invitaciones surgidas de las confesiones protestantes a la Santa Sede para una mayor implicación con el movimiento ecuménico. Pero estas invitaciones, si bien fueron recibidas con cortesía por los Papas, lo que primó en ellos fue sin embargo la cautela, [precisamente, ese ecumenismo nunca supuso en los Papas pre conciliares, una renuncia a la Tradición, como queda claro en la Encíclica 'Mortalium animos' de Pío XI o en  'Mystici Corporis' de Pío XII o en 'Instrucción sobre el movimiento ecuménico' promulgado por el Santo Oficio en 1949 por la cual se consignaba que 'no se debe perseguir la unión por el método de una asimilación progresiva de las diversas profesiones de fe ni por medio de una adaptación del dogma católico a algún otro; que la única verdadera unión de las Iglesias no puede hacerse sino por el retorno (per reditum) de los hermanos separados a la verdadera Iglesia de Dios']hasta que en el Concilio Vaticano II se produce un salto adelante [perjudicial, negador del dogma católico], institucionalizándose el área de labor ecuménica dentro de la organización de la Curia Romana.
----------Llegado a este punto, a mediados del siglo pasado, la pregunta que se planteó fue: ¿cómo desarrollar la labor ecuménica?... Por supuesto, la pregunta ha tenido diversas respuestas, y no pretendo aquí hacer una reflexión teológica ni valorar las iniciativas asumidas. Mi única intención es presentar en breve síntesis los pasos que se fueron dando en lo que podríamos llamar el "ecumenismo práctico", hasta llegar a la realidad que, nos guste o no nos guste, es la que vivimos hoy [en qué quedamos: ¿a Ud. le gusta o no le gusta el ecumenismo pos conciliar y el  'ecumenismo práctico' que deriva de él?],
----------Un viejo método, que sin embargo fue rechazado hace cien años, era el de entender que más allá de las diferencias doctrinales entre católicos y cismáticos, se puede trabajar codo con codo en la praxis asistencial, o en lo que luego se llamó la "promoción humana". Pero esta metodología fue vista como el inicio de una pastoral de perfil relativista, heterodoxa, y por eso no logró prosperar durante el siglo pasado. Sin embargo, un hecho práctico determinó un cambio de rumbo sin que hubiera necesidad de proclamaciones oficiales.
----------El hecho práctico al que me refiero ha sido el fenómeno de la incorporación de dinámicas evangelistas (es decir, de sectores protestantes) en grupos oficialmente católicos, de obediencia papal. En la práctica, se ha ido dando un reconocimiento de la acción simultánea del Espíritu Santo tanto en la Iglesia Católica como en confesiones protestantes, o sea una acción "transversal", que podríamos decir que no está probada, pero que muchos importantes representantes eclesiales católicos tienen por cierta y verdadera; y como quiera que sea, es indudable que fueron surgiendo en muchas diócesis, con la tácita o a veces formal aprobación de los pastores, los movimientos con características y estructuras organizativas típicas de agrupaciones protestantes, como el liderazgo, el proselitismo, la tendencia bíblica exclusivista, y una espiritualidad de peso moral sacrificial unida a revivals pentecostalistas. Repito: no estoy haciendo aquí ninguna valoración dogmática del fenómeno, sólo constato el hecho práctico que se ha dado en la pastoral, frecuentemente a partir de simples encuentros ecuménicos, realizados en parroquias o comunidades a partir de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, instaurada en la Iglesia Católica hace más de cien años [no 'a partir de' sino 'en quiebre' a aquella intención original]
----------Esto es lo que suele llamarse "ecumenismo práctico". De esta manera, aunque las instituciones no se funden, lo que se funden son las iniciativas sobre grupos o masas laicales que se han querido renovadas por el Espíritu Santo, sobre todo después del Concilio Vaticano II. Con la nueva "tolerancia" pastoral, los obispos y párrocos aprueban esas iniciativas con tal de que aquellos de sus feligreses que participan en esas iniciativas comunes, se declaren leales a Roma. Al respecto, incluso fieles de la FSSPX participan en estas actividades comunes. De hecho, aquí en Mendoza, algunas de mis feligresas que participan en varios grupos pro-vida que trabajan activa y valientemente en la calle (o trabajaban, antes del coronavirus) me han dado noticias de que comparten esas tareas con fieles de la FSSPX; y yo debo suponer que esas mujeres de la FSSPX trabajan en esas iniciativas comunes con la anuencia del clero de la Fraternidad. [no nos consta que lo hagan en 'anuencia con', pero en todo caso lo que hay que verificar es si esa acción particular va en detrimento del dogma: una manifestación contra la despenalización del aborto en la que participen protestantes no es contra el dogma, 'rezar juntos', sí lo es]
----------¿Cuál es el resultado de este hecho práctico?... A mi entender, un resultado para nada agradable, y mucho me temo que alejado de lo que en realidad es la voluntad de Dios. De este modo, con esas iniciativas comunes, alentadas muchas veces por obispos y párrocos, se sientan las bases para que la misma Iglesia Católica hospede en su seno directrices diferenciadas, maneras totalmente diferentes de entender la Fe y la Vida de Fe, algunas maneras precisamente importadas del protestantismo. Hay Obispos e incluso Cardenales que asumen su formal vinculación a unos u otros movimientos, que son movimientos que frecuentemente aportan vocaciones, seminarios y fondos económicos. Se ve a todo esto como la entrada de "aire fresco" en la Iglesia, como aquel conocido "abrir las ventanas" de Juan XXIII que parecía exigir esta flexibilidad y tolerancia, el fin de la vigilancia extrema del rebaño, característica desde los tiempos de la Reforma y Contra-Reforma, y mucho más desde los frentes abiertos por el modernismo a finales del siglo XIX y principios del XX.  [estamos de acuerdo, pero no es culpa ni de Paul Wattson, ni de San Pío X, ni de Pío XI, ni de Pío XII, ni -institucionalmente- de la FSSPX]
----------Ese es, a la vista de todos en la actualidad, el resultado del ecumenismo práctico. Es inútil negarlo porque así, de hecho, ya se ha realizado en la práctica el ecumenismo de familia cristiana eclesial dentro de la Iglesia Católica, y eso sin formulaciones, ni aparatosas declaraciones. Podría considerarse al ecumenismo práctico la realización concreta y puntual de un aspecto del "diálogo" tan fomentado a partir del Concilio Vaticano II, aunque en los hechos, en la práctica, sin necesidad de diálogo teórico de teólogos. De este modo, un principio que fuera rechazado en la controversia sobre las relaciones cristiano-marxistas, se ha instalado sin embargo en la práctica: el principio de que lo importante es el trabajo codo a codo, a nivel de personas que quieren ayudar a los demás, como mis feligresas que trabajan junto con cristianas evangelistas y feligresas del Priorato de la FSSPX de Godoy Cruz, en las mismas organizaciones pro-vida por las calles y plazas de la ciudad de Mendoza. ¿Lo pueden ver los lectores tal como lo explico?... Vale decir, que ésta es toda la teología que hace falta, pero sin que se exijan diálogos entre expertos teólogos ni declaraciones formales relativistas: sea usted todo lo fundamental que quiera (como supongo que son esas feligresas de la FSSPX de las que me hablan mis amigas) pero ante todo colaboración en la misión universal del bien humano. Así de simple. Estos son los hechos.
----------Por supuesto, de la labor ecuménica al diálogo (o acción) interreligioso, hay solo un paso. El siguiente paso es el del "ecumenismo" (hablando de un modo general y estrictamente impropio) con todas las confesiones religiosas cualesquiera que sean. Esto se inició visiblemente con los encuentros de Asís, tan escandalosos para los llamados integristas, pero que lejos de ser sucesos aislados del que son responsables las cúpulas eclesiales, tienen por el contrario consecuencias que se integran cada vez más a la dinámica de la vida de las parroquias y comunidades, con la proliferación de oratorios comunes y la cesión de espacios internos para cualquier espiritualidad. Es decir, es el ecumenismo no ya en congresos sino en las iglesias, cediendo espacio no sólo a los "otros cristianos" sino a la "religión" sin más. [aquí el blogger quiere disculpar a sus amados 'Papas conciliares' en el 'quiebre' al que nos referimos más arriba]
----------Nos guste o no, esto es lo que hay y ya no se puede volver atrás. Creo que sueñan con una ilusión utópica los que anhelan una restauración católica a estas alturas de la historia. El ecumenismo siempre evoluciona radicalmente y no puede no hacerlo, pues con el paso del tiempo su esencial dinámica es borrar toda especificidad. ¿Esto es modernismo en estado puro, panteísmo inmanentista? Efectivamente. Pero una vez introducido ya no se le puede sacar. ¿Cómo hace el prior de la FSSPX para convencer a su feligresa que no debe trabajar con sus amigas evangelistas o mormonas en el grupo pro-vida en el que se afilió? ¿La convencerá diciéndole que sus amigas son ministras de Satanás?...[nuevamente, lo que el blogger pretende decirnos es que como esa 'mala práxis'  ya está instalada, hay que dejar hacer; 'laissez faire, laissez passer']
----------En definitiva: lo que hoy rige es la caridad para todos, con exclusión de los propios católicos no ecumenistas que sólo tienen una salida falsa: la formación de... otra iglesia, sin catolicidad, sin papado, sin unidad, dedicada un 80% a rabiar contra Roma, justo como les ha ocurrido a todos los separados (o a todos los semi-separados, como la FSSPX), y que, por lo tanto no es una buena salida, no es santa iniciativa [léase: unámonos todos los 'buenos católicos neocones' con ese ecumenismo ya instalado que al final no resultó tan malo y sobre todo, no nos juntemos con la FSSPX la que, pese a lo que diga el blogger, no es 'otra Iglesia' , es la parte sana de la Iglesia unida al Papa en todo lo que es legítimo, obra suscitada por Dios para defender a la única Iglesia frente a herejes y cismáticos]
----------Ya lo vengo diciendo y repitiendo en este blog: la alternativa no es la más feliz, pero ya no hay otra. Es la aceptación de la Pasión de la Iglesia, es aceptar que no hay otra salida más que la de seguir dentro de la Iglesia, sufrir dentro y dar testimonio dentro, bajo el mismo techo, en el mismo entorno, respirando el mismo aire que los espiritualistas de cualquier signo, hasta que Nuestro Señor Jesucristo vuelva y solucione el embrollo. [que la solución vaya a ser por intervención divina mediante el 'resplandor de la Venida de Cristo´como venimos sosteniendo desde esta casa, no quiere decir que debamos quedarnos de brazos cruzados o condescendiendo con errores sólo porque 'están allí instalados']

sábado, 9 de mayo de 2020

A vueltas con Elías II


Ya nos hemos referido, en el capítulo primero con el mismo título, a que los estudios exegéticos del blog "En Gloria y Majestad" nos interpelaban (en forma académica) en cuanto a establecer en qué período de la septuagésima semana había que ubicar el testimonio de los "dos Testigos" de Ap. 11. También dijimos que la erudición del referido blog nos desconcertaba un tanto por lo aséptico, por el hecho de disociarse de la realidad. No obstante ello, debemos admitir que, como herramienta para que nosotros coloquemos a nuestros actores en las piezas del rompecabezas, resulta de gran utilidad.

Tanto es así que el intento de acomodar la prédica de los "dos Testigos" a la que entendemos es la  "primera mitad" de la "última semana" (el que nos resultó en forma sugestiva como muy atrayente), parece ser el correcto. El dato que aporta el autor del blog mencionado es el siguiente: "Este versículo  [se refiere Ap 11, 14] es de gran ayuda para relacionar los eventos de los capítulos X y XI con los juicios de las Trompetas que sucedieron en VIII y IX. Aunque los efectos inmediatos del segundo ay (la sexta trompeta) terminaron al finalizar el capítulo IX, se nos dice aquí que los eventos narrados en X y XI sucedieron antes del fin del segundo ay, es decir durante el tiempo de los siete sellos y del toque de las primeras seis trompetas. Esto confirma nuestra observación de que los “mil doscientos sesenta días” durante los cuales profetizan los dos Testigos (XI, 3), coinciden con la primera mitad de la septuagésima Semana de Daniel”.

Pues bien, le asiste razón (lo que además pudimos verificar con nuestra propia cronología expresada en el Album) y debemos deshacer entonces las conclusiones que informaban lo contrario, a saber: 

1) la "medición del Templo" (Ap 11, 1-2) hace pues referencia al remanente (a los "verdaderos adoradores") por anticipado en el versículo primero y se proyecta la crisis actual en el versículo segundo. Luego, los dos Testigos son nuevamente anticipados, como predicando en la "primera mitad" de la "semana". Lo demás, cuándo son "muertos", en qué momento sus "cadáveres" quedaron expuestos, y especialmente, en qué momento y bajo qué nombre  "resucitaron", ya lo explicamos en la nota anterior. La "sexta trompeta" (que nosotros identificamos como el "comunismo y su propaganda") efectivamente tiene su epicentro entre los años 1917- 1969/70.

2) lo difuso de los Testigos. Pues esto parece un poco más difícil de explicar, pero al menos podemos decir que Benedicto XV (a quien le corresponde el "nacimiento" temporal) encarnó fielmente a la "Iglesia de Filadelfia" (que dimos en llamar "Iglesia de las Misiones" en nuestro Album). En efecto, se le conoció como el "Papa de las Misiones", en particular por revitalizarlas después de haber sido diezmadas a causa de la "Gran guerra", con su Encíclica "Maximum illud" (1919). Luego le siguieron Pío XI y Pío XII, de gran fortaleza en la Fe y en la doctrina, con Encíclicas  luminosas.

3) la mención en las profecías de Daniel a los "1260 días" o "42 meses" o "2300 tardes y mañanas"  como aludiendo exclusivamente a la "segunda mitad" de la septuagésima "semana". La explicación que damos es que, tanto con la "medición del Templo" como con la predicación de los Testigos, se anticipa el remanente fiel, el que sí habrá de tener su actuación en la "segunda mitad" de la  "semana". Y a aquél alude el "hijo varón" de Ap 12., que no son otros que los "Testigos resucitados" de Ap. 11, 11, encarnados, como ya vimos, en la FSSPX (los "filadelfianos"), con lo cual se explica la concordancia del "subid acá" de Ap 11, 12 con el "arrebatado para Dios y su trono" de Ap 12, 5.  Y se explican asimismo sus peripecias, como ser el intento del Dragón para que la Mujer fuera "arrastrada por la corriente"  y la "tierra que vino en su ayuda", los que pueden hacer alusión a la "operación supervivencia de la Tradición" de 1988.

Lo interesante es destacar  que Mons. Straubinger ubica el comienzo del "tercer ay" en Ap 12, 12, por lo cual estaríamos ya en la "séptima trompeta" que anticipa el triunfo de Cristo.

domingo, 3 de mayo de 2020

Días febriles

Los días que están transcurriendo son, a estas alturas, "febriles", de una agitación particular. 

La fiebre es, según se ha dicho, uno de los síntomas del contagio del "coronavirus". 

Pero también podemos aplicar el vocablo al cúmulo de noticias acerca del mismo, la mayoría de las cuales son contradictorias entre sí: que su origen es natural o que es producto de manipulación genética; en este último supuesto, que su origen es el Oriente o que es el Occidente; que se contagia por el aire o que no lo hace; que el tapabocas lo impide o que no lo impide; que tal o cual remedio es eficaz o que no tiene ninguna eficacia; que ya tienen pronta una vacuna o que aún falta para ello y podríamos seguir enumerando contradicciones.

Ante ello, surgen voces que nos aclaran que la verdadera "fiebre" que se padece hoy, no es precisamente la que es producto de un proceso físico sino la que proviene del interior del ser humano, esto es, el pecado. Dejamos a continuación el video de un Padre de la FSSPX que lo deja en claro:



Y como corolario de todo esto, surge la "fiebre apocalíptica" y es a esta a la que queremos dedicar unas palabras. Lo primero, decir que esta fiebre no es privativa de los ambientes católicos más o menos esclarecidos, también lo es de los de las falsas religiones: así, pudimos escuchar el video de un rabino (Ron Chaya) que asegura que es inminente el "fin de la realeza de Edom" (asociado al "mundo occidental") con el advenimiento del "Machiach". Lo segundo, ahora sí en la visión católica -en general circunscrita a lo que conocemos como "tradicionalismo"- diferentes encuadres con a veces muy diferentes perspectivas.

Básicamente, están los católicos acostumbrados a leer las profecías apocalípticas como si fueran siempre y de continuo en tiempo futuro: por caso, leen "se levantará nación contra nación" y automáticamente, como si fuera un acto reflejo, lo perciben como evento futuro. Esto es, lo que fue dicho hace más de dos mil años, lo siguen considerando un evento siempre futuro. Lo mismo con las advertencias de San Pablo a los Tesalonicenses en cuanto a lo que tiene que "venir primero". En la raíz de ello puede haber o bien ignorancia del tema o bien temor a que ello suceda en sus propias vidas.

Luego están los que se escudan en lo que dijeron autores del pasado (los "Santos Padres" y otros exégetas) para desechar toda propuesta nueva u original (y esto aunque la susodicha no contradiga ningún dogma o siquiera un 'decreto condenatorio'). Es cierto que los mencionados "Santos Padres" obtuvieron su sabiduría de la cercanía de los Apóstoles o de una vida de piedad, pero no tenían a la vista los acontecimientos que nosotros presenciamos hoy y que nos permiten hacer un cotejo. Esta actitud responde en parte a las razones expuestas anteriormente y pensamos que también esconde los conocidos "celos intelectuales" (o de otro orden). Pasan por alto que son los mismos profetas los que anuncian para los tiempos finales la categoría de los "entendidos"  (Dn 12, 10), los cuales ellos sí verán claro.

Por fin, están los que utilizan a las profecías para sustentar cismas o herejías (a la manera de los protestantes, con la conocida "exégesis" de la "Roma papal-Babilonia") o simplemente para negar adjudicaciones lógicas y coherentes sólo porque no gusta el sujeto de las mismas, como quedó demostrado en comentario al pie de nuestra entrada anterior.

Un lugar común a estas tres perspectivas es el de pensar al Anticristo como un ser "con cuernos y cola" -por tanto, reconocible por todos- al que se opondrán los "caballeros cruzados" (probablemente desde atrás de un teclado, si para ese entonces el internet sigue vigente...)

Puesto que, desde nuestro lugar, no trasponemos todo al futuro sino que pensamos que ya están casi todas las profecías cumplidas exceptuadas las del desenlace final y en tal caso, nos estimamos con la posibilidad de cotejar las mismas con la actualidad y someter con rigor lógico y minucioso cada uno de sus anuncios, es que estamos en condiciones de decir que esta vez va de veras (ampliaremos).

De hecho, la entrevista reciente a un Sacerdote conocedor de las Sagradas Escrituras, y que  -como el mismo admite-  sigue las inspiraciones del Espíritu Santo, ubica el tiempo presente en la "Iglesia de Laodicea", la última de las "Iglesias del Apocalipsis" y en la cual "Cristo está a las puertas" (tal como lo consignamos nosotros en el Album), e indicando la procedencia actual de un "juicio" en la persona de los católicos, preludio de un "juicio" mayor hacia las Naciones (el cual sería entonces, la Parusía).

El problema es que ese "resplandor" de su Venida será inopinado, al menos para los desprevenidos, los que no hicieron caso de profecías como éstas (Habacuc 3, 3):

"Viene Dios desde Temán,
y el Santo del monte Farán, Sélah
Su majestad cubre los cielos
y la tierra se llena de su gloria
Resplandece como la luz,
y de su mano salen rayos,
en los cuales se esconde su poder

Delante de El va la peste
y a su zaga la fiebre ardiente"

miércoles, 22 de abril de 2020

A vueltas con Elías



En estos días hemos vuelto a consultar el blog "En gloria y majestad".  Su autor es sin duda erudito, pero de esa erudición que no es de nuestro agrado porque se disocia -voluntariamente- de la realidad, como si lo que describe y analiza fuera para otro tiempo o fuera del tiempo, vaya uno a saber.

Lo traemos a colación puesto que, en sus últimas entradas, aborda el tema de los "dos testigos" de esa forma aséptica que mencionamos y nos interpela (en un sentido académico) al decir que éstos predican o profetizan "antes de la tribulación". El mismo P. Castellani era de esta posición, aunque en forma dubitativa: "El texto (Ap 11) indica bastante claramente un suceso anterior al Imperio del Anticristo, o en sus comienzos, no del tiempo de la Gran Persecución...contra esto está el número de 'mil doscientos sesenta días' que es típico del Imperio del Anticristo y la última persecución...".

Volviendo a la realidad (esa que no analiza nuestro blogger y que - no tengamos miedo de decirlo-  no alcanzó a ver el P. Castellani a pesar de estar ya ante sus ojos al momento de escribir su "Apokalypsis de San Juan" en 1963), esa posición es plausible de acomodarla a las Escrituras como haremos a continuación, pero presenta inconvenientes lo suficientemente de  peso como para tener que apartarse en última instancia.

Aclaremos previamente que nuestro sistema exegético es un todo coherente en el cual hay datos que asumimos como ciertos e inconmovibles (los actores del "misterio de iniquidad" que mantenemos en su mayor parte en reserva, la fecha de comienzo de la "última semana de años" a que alude el profeta Daniel  y la ocurrencia de la "supresión del Sacrificio perpetuo y colocación de la abominación en el lugar santo"). En lo demás, en concreto los septenarios, la alusión a los "truenos", el significado de algún "Angel", si habrá resurrección parcial o no a la Venida de Cristo, no podemos tener certezas.

Veamos: Ap 11 empieza con la "medición del templo" lo que significa, según la mayoría de los autores, la "Apostasía" (lo cual es correcto, con la precisión de que se refiere al pecado en sí de los que abandonan su Fe, como a un momento histórico que precede la 'manifestación' del Anticristo, la traición original podríamos decir). Esta medición la ubicamos temporalmente en los comienzos de los sesenta. 

Luego viene la predicación de los dos testigos que, a los efectos de hacerla coincidir con la tesis que podríamos llamar de la "pre tribulación" (nada que ver con tesis protestantes que circulan por allí), podría ser la misma Iglesia "pre conciliar" que es firme en la defensa de la Fe y de la Doctrina- de la Ley (como lo fueron Elías y Moisés) y cuya prédica (como toda ella por mandato evangélico) se hace de "dos en dos" (Lucas 10); o bien es portadora del "espíritu de penitencia" por el mantenimiento de las reglas monásticas tradicionales (como lo fue Enoc). 

Pues bien, la "muerte" de estos testigos habría que hacerla coincidir con la muerte de Pío XII, que puso fin a un tipo de "Iglesia" (de hecho, nosotros decimos que allí finalizó la "Iglesia" misionera de "Filadelfia" y comenzó la "Iglesia" tibia de "Laodicea", la del Falso profeta al servicio del Anticristo). El "festejo" ciertamente que no fue público, pero concedamos que fue al menos interior, por parte de los que ya se relamían con la "primavera conciliar".

Resta, para que todo cuadre en esa tesis, explicar la "resurrección" de este testigo particular, luego de "tres días y medio" (un cómputo menor dentro del cómputo mayor de "mil doscientos sesenta días") que podrían ser los años que van desde 1959 a 1969-70, en los cuales, al menos, se celebraba aún la Misa tradicional. Y la misma no pudo venir sino por el nacimiento de la FSSPX (ya ven, en ésta como en la otra tesis, siempre estará ella) que es expresión fiel de aquélla Iglesia "pre conciliar" fenecida, la de los exponentes de "Filadelfia" a quienes se prometió una protección especial contra los engaños de "Laodicea".

Le sigue el "gran terremoto" que podría ser asimilado al "gran terremoto" que introduce el "sexto sello" si en él vemos representado las consecuencias que se seguirán por la implementación del "novus ordo" y la propagación de los errores conciliares. 

Ahora bien, nuevamente a la luz de la realidad, ¿es posible sostener esta tesis o habrá que sostener la de la concomitancia (de la predicación de los "dos testigos") con la "gran tribulación" (actual)? A nuestro entender, no es posible sostener aquélla y sí esta otra. Las razones: 1) la introducción del capítulo con la "medición del templo" en tiempo presente ("levántate y mide..los que adoran en él")  no tiene sentido si al versículo siguiente se vuelve atrás en el tiempo (y conste que estamos al tanto de la famosa "recapitulación", pero no parece ser éste el caso); 2) estos testigos propuestos son lo suficientemente difusos, contrariamente a la característica del Apocalipsis de referirse a entes concretos (sean estos individuales o colectivos, poco importa) a tal punto que su fecha de nacimiento (según nuestras premisas, en 1917, bajo el papado de Benedicto XV), es completamente indiferente; 3) en las profecías de Daniel, las referencias a los "mil doscientos sesenta días" aluden siempre a la segunda mitad de la (última) "semana", nunca a la primera mitad, por lo que mal podría el Apocalipsis innovar en este aspecto.


Véase la continuación de este artículo aquí