Este es el Comunicado de la FSSPX emitido en el día de hoy:
Al término de la reunión de los superiores mayores de la Fraternidad San Pío X que se llevó a cabo en Suiza, del 25 al 28 de junio de 2016, el Superior General dirige el siguiente comunicado:
La finalidad de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X es principalmente la formación de los sacerdotes, condición esencial para la renovación de la Iglesia y para la restauración de la sociedad.
- En la gran y dolorosa confusión que reina actualmente en la Iglesia, la proclamación de la doctrina católica exige denunciar los errores que han penetrado en su seno, promovidos, lamentablemente, por un gran número de pastores, incluso por el mismo Papa.
- La Fraternidad San Pío X, en el actual estado de grave necesidad que le concede el derecho y el deber de proporcionar los auxilios espirituales a las almas que recurren a ella, no busca ante todo un reconocimiento canónico, al que tiene derecho por ser una obra católica. Lo único que desea es llevar fielmente la luz de la Tradición bimilenaria que señala el único camino que debe seguirse en esta época de tinieblas, en la que el culto del hombre reemplaza el culto de Dios, tanto en la sociedad como en la Iglesia.
- La “restauración de todas las cosas en Cristo”, que quería San Pío X siguiendo a San Pablo (Efe. 1, 10), no podrá lograrse sin el apoyo de un Papa que favorezca concretamente el retorno a la Santa Tradición. A la espera de ese día de gracia, la Fraternidad San Pío X quiere redoblar los esfuerzos para restablecer y difundir, con los medios que le da la Divina Providencia, el Reinado social de Nuestro Señor Jesucristo.
- La Fraternidad San Pío X reza y hace penitencia para que el Papa tenga la fuerza de proclamar íntegramente la fe y la moral, pues de ese modo acelerará el triunfo del Corazón Inmaculado de María que deseamos, ahora que nos aproximamos al centenario de las apariciones de Fátima.
Mons. Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X
Ecône, 29 de junio de 2016
En la fiesta de los Apóstoles San Pedro y San Pablo
Nuestro comentario:
Lamentablemente estamos ante un comunicado ambivalente, que vuelve a poner de manifiesto un error que considerábamos ya superado: la falta de distinción entre lo doctrinal y lo disciplinar. Por un lado, no sabemos si existió o no una propuesta romana concreta y sin condiciones, nada se dice al respecto. Por otro lado, se vuelve a un concepto errado del "estado de necesidad": precisamente, éste subsiste en la medida que Roma no quiera reconocer a la FSSPX, por lo que no es válido argumentar una jurisdicción de suplencia cuando podemos suponer que existió un ofrecimiento de ese tipo. Además, al decir que "no se busca ante todo un reconocimiento canónico" pareciera que éste último es de libre elección, cuando no lo es si están dadas las condiciones requeridas; el Papa que "favorezca a la Tradición" es absolutamente indiferente: un ofrecimiento canónico sin condicionamientos contra la Fe pudiera venir de un Papa alejado de la Tradición (como es el caso de Francisco). En esta ocasión, como en otras (providencialmente) salvan a la FSSPX los dichos del Cardenal Muller hace un mes, puesto que en ese caso (y sólo en ese caso) puede la FSSPX sustraerse a una propuesta romana de reconocimiento canónico.
Si queremos guardar la coherencia de lo dicho por monseñor Fellay a la fecha no hay que entender eso de "un papa que favorezca la Tradición" como un papa tradicional, a la manera de lo que postulan los partidarios de Williamson, sino un Papa que no condicione a la Tradición a la aceptación de los errores conciliares y que le otorgue una estructura con la cual pueda obrar sin desnaturalizar su obra. Aquí entran también el tema de las condiciones que tanto escepticismo producen en Monseñor de Galarreta, las cuales no son sólo la "cuestión doctrinal", bien entendida. Qué ocurre si no se me exige reconocer nada pero la estructura canónica propuesta me obliga a guardar silencio frente a la autoridad o produce una dependencia ad arbitrum de los obispos locales, produciendo más problemas que beneficios. En resumen: creo que tiene razón en lo esencial: no se puede poner condiciones a un reconocimiento unilateral por motivos de qué tan tradicional sea la autoridad que reconoce, pero el marco legal de dicho reconocimiento debe ser tal que no ate de manos a la Tradición.
ResponderEliminarEstimado Francisco:
ResponderEliminarEntiendo lo que quiere decir, pero ¿existe un marco canónico "que no ate de manos a la Tradición"? Siempre habrá una cierta dependencia. No hay confianza en las autoridades romanas, cierto, pero ya dí mis razones por las cuales un "miedo grave" no se verifica en el caso. En realidad, se trata de tener confianza en la Divina Providencia, que es de la que carecen algunos integrantes de la FSSPX.
Si, tiene razón en lo de confianza en la providencia y que no va a existir un marco canónico perfecto, pero tan bien es cierto que se debe proceder prudentemente. Puede que no sea perfecto, pero tampoco puede comprometer el silencio o entregarte sin más al criterio ya conocido de un clero enfermo. Claro, puede haber una línea delgada respecto de un "miedo grave", que al fin y al cabo es especulación, pero hay condiciones en las cuales se puede tener una certeza moral de que no te van a permitir actuar con un mínimo de libertad. Ahora, todo esto es especulativo, pues no sabemos si en definitiva se les propuso aceptar el Concilio y en qué medida (No es sólo la declaración Müller, la última de Francisco también lo hace presente) y no es descartable una "ambivalencia" de posiciones al interior de Roma o de la misma comisión Ecclesia Dei. Roma aúno no se ha pronunciado. Lo que sí no me parecería, y es otra de las posibilidades, es que sea por temor a una división interna, pues no se puede conservar una unidad a costa de la verdad. Pero, sinceramente, no creo, pues las razones que dio M. Fellay no descartan el reconocimiento per se, sino que lo ponen con relación a la Fe, por lo que tiendo a pensar más lo primero. Veamos como se desarrolla esto.
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