Parece que ahora para medir si alguien es merecedor del título de "Defensor de la Fe" hay que recurrir a un criticómetro que contabilice la cantidad -y a veces la intensidad- de las críticas proferidas al Papa Francisco. No importa que al Papa le lluevan las críticas (las más de las veces justificadas): todos estamos obligados a aportar nuestro granito de arena para aumentar el volumen de las mismas, so pena de quedar fuera de la carrera por la impoluta categoría que mencionamos al principio.
Nosotros hemos sido los únicos -que sepamos- en haber otorgado a la FSSPX y a las Comunidades amigas, el carácter de Testigos escatológicos: un blogger francés (autor de "Le grand réveil") lo retomó a instancia nuestra, cambiando su identificación a partir de un comentario nuestro en su bitácora. Esa adjudicación implica -si seguimos las Escrituras en filigrana- que esos Testigos cumplieron una etapa exclusivamente testimonial que culminó en su "muerte" (la presunta "excomunión") y otra como "cadáveres" (presuntamente "excomulgados"), pero en las cuales han siempre "profetizado" (puesto que el total de la predicación es de "1260 días", los cuales no han finalizado aún).
Los errores conciliares ya fueron denunciados por Monseñores Lefebvre y Castro Mayer: colegialismo, libertad religiosa, ecumenismo, modernismo, etc. En la medida que las autoridades romanas prosigan en la línea denunciada sin recapacitar, se encuentran alcanzadas por dichas críticas. Pero la FSSPX ha seguido profetizando "a tiempo y a destiempo" (2 Timoteo 4, 2), tal como se desprende del sitio de la Casa general, de las páginas de cada una de las Sede de Distrito, del sitio de Noticias y de los múltiples órganos de prensa vinculados de una u otra forma al apostolado de la FSSPX.
Muchas veces se retoman las críticas que otros efectúan (de nuevo, no se trata de una carrera infantil para ver quién llega primero...), como ha sido el caso de las "Dubia" presentadas por cuatro Cardenales de la Iglesia y respecto de las cuales se hace necesario no interferir con ellas. Por otro lado, y así lo ha puntualizado el Superior del Distrito de Francia, la crítica resulta "sorda, parcial, a veces insuficiente incluso incoherente, desde que se inspira en los falsos principios de los cuales las últimas recaídas no son, sino por desgracia, más que sus consecuencias lógicas" (en "Fideliter" Nº 235). Lo que venimos diciendo desde aquí hace tiempo, a las críticas muchas veces les falta contextualizar: de nada sirve ensañarse con Francisco si al mismo tiempo no enmarcamos su pontificado en una línea de malos pontífices que lo precedieron en los errores y defecciones. La falta de coherencia se vuelve a repetir cuando en una muy buena toma de posición del Cardenal Burke, que aplaudimos, se pide la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado, pero se evoca la fallida consagración de "San" Juan Pablo II...
Siguiendo con la adjudicación que mencionamos, sólo queda una reivindicación del testimonio y de la profecía que en forma continua e íntegra han realizado los dos Testigos. En el pasado hemos formulado la ecuación: muerte/"excomunión" y reviviscencia/reconocimiento canónico. No la descartamos, tiene sentido. Pero el reconocimiento canónico no es en absoluto una necesidad: es una obligación de Roma, pero la reivindicación puede adoptar variadas formas, empezando por la más clara que sería la vuelta a la Tradición en la Iglesia (ya lo decía Mons. Lefebvre: "Entonces, el problema de la reconciliación ya no tendrá razón de ser y la Iglesia volverá a tener una renovada juventud"). Esto que parece imposible está profetizado para estos últimos tiempos, cuando las Escrituras hablan de la "purificación del Santuario" (Dn 8, 14)
Concluimos pues: el argüir es "a tiempo y a destiempo", esto es , siempre, pero "siempre" no quiere decir en forma torpe (superponiéndose a otras críticas) o descontextualizada (avalando errores anteriores por parcialidad).
Cuando leí la solicitud de Burke de la consagración de Rusia citando como válida la de JP II pensé lo mismo que usted, pero no nos olvidemos que estos señores son ante todo políticos y tratan de decir las cosas en términos en que creen pueden obtener mejor rédito. De hecho, me pareció una manera muy ingeniosa esa de que siempre hay que repetir la consagración a Rusia, pues realizaría su cometido saltándote las críticas torpes del oficialismo en torno a que JP II ya la efectuó. Gente incluso inteligente como el mismo Iraburu no se lo puede sacar de este hecho movidos por esa concepción sabatista de entender la obediencia.
ResponderEliminarYendo a lo escatológico, tengo mis dudas que la regularidad canónica represente el "y se pusieron de pie", pues son los mismos testigos (y en un fragmento muy breve, 3 días y medio puede significar una fracción mínima de los 3 años y medio) quienes se ponen de pie a si mismos. Tengo la impresión que esto más bien significa la propia vitalidad de la FSSPX ex post excomunión, pese a que con ello creyeron que los habían fulminado. Su posterior exaltación me parece (y aquí quizá la regularidad canónica) cuadra más con el "y subieron al cielo en una nube a vista y presencia de sus enemigos.
Estimado Francisco:
ResponderEliminarSi, creo que viene por allí la referencia. Por otro lado, se dice que si bien aquella consagración no cumplió con los requisitos puestos por la Virgen, algún efecto benéfico habría traído. Yo hago hincapié en que sin más se le concede el "San". Obviamente es otra concesión a lo política (religosa) mente correcto. Y con esto no es que deseemos que JPII no se haya salvado ni afirmamos que no lo haya sido (el Juicio pertenece a Dios): decimos que muy prontamente se acepta su canonización pese a todas las heterodoxias -en actos y en escritos- demostrados por él; es una forma de avalarlo todo, sin siquiera dejarlo en suspenso.
En lo escatológico: yo distingo el testimonio-profecía que es por los "1260 días" (lo que dura la gran tribualción en la que estamos) del testimonio a secas, hasta su muerte dentro de los 1260 días (los cadáveres son los que son vistos durante tres días y medio, esto es, un cómputo dentro del otro cómputo mayor de tres años y medio). Esto es, a estos tres días y medio no los ubico después de concluídos los tres años y medio sino dentro de ellos. Claro que el final de los tres días y medio, cuando se "ponen de pie", coincide con el final de los tres años y medio, puesto que es su término mayor. Quizás haya que separar las distintas fases (la reviviscencia, el ponerse de pie y la audición del 'subid acá' como siendo momentos distintos separados en el tiempo, aunque en todo caso, como dejo dicho, son ya los del final de la tribulación)