A medida que se acerca la hora de la Verdad -de la obediencia a Roma en lo disciplinar legítimo- las huestes del infierno (Non serviam, Radio Mendacidad) aúllan. No debería importarles más nada lo que pasa o se dice en el último bastión de la Tradición, puesto que lo desertaron (unos antes, otros después), pero no resulta así.
Deberían los primeros dedicarse a profundizar el cisma que iniciaron y los segundos explicarles a sus fieles cómo es que la Sede de Pedro está "vacante" (lo cual nunca fue explicitado por el P. Ceriani). Pero no, al Diablo no le interesa eso, sino -en el poco tiempo que le queda- tratar de hacer el mayor mal posible al remanente fiel. Así es que estos buenos discípulos del averno se dedican a atacar a uno de los Obispos fieles (Mons. Tissier de Mallerais).
El primero trae a colación unas declaraciones de Mons. Tissier que pretenden contraponer a otras más recientes, pero en forma totalmente falaz: lo que el Obispo exhortaba a los fieles era a conservar la Fe, a no hacer componendas con los poderes que ocupan la Iglesia (pero aclara más adelante en qué consiste esa "componenda": en "reconciliarse con la nueva religión" o "perder la supervivencia": por ej. dejar que se pierda la sucesión de Obispos tradicionales por fallecimiento de éstos), a separarse de la "Iglesia conciliar" (esto es, de un sistema o de un cuerpo o de una secta doctrinal), a tener presente que "la situación anormal está en Roma" (nuevamente se refiere a lo doctrinal, porque de lo contrario sería sostener que la Iglesia no es de constitución divina...) y a que Roma debe regresar a la Tradición.
Nada de ello se contrapone con lo dicho recientemente en el sentido de que Mons. Lefebvre "jamás puso como condición para un reconocimiento de la FSSPX el que Roma abondone los errores y las reformas conciliares". Lo cual es exacto históricamente y de absoluta lógica católica, puesto que lo disciplinar corre separado de lo doctrinal cuando no se interfieren lo uno con lo otro. Tan cierto es que hasta un miembro de un foro cismático ("gillou47", mensaje del 22 de marzo, 21:01) no tuvo más remedio que reconocerlo así.
El segundo (precedido por una agria arenga de "LV"), por boca del P. Ceriani, se reitera en los tópicos de la libertad de la Misa tradicional y del levantamiento de las "excomuniones". Respecto de la primera circunstancia ya dijimos que es asimilable al "Edicto de Milán" que otorgó la "libertad de religión" (del cristianismo y de las falsas por igual) pero que fue de agradecer por los católicos que veían superada la persecución; respecto de la segunda, la excomunión (nula) estaba sin embargo "en el papel", por lo cual era necesario que Roma, en forma unilateral, la dejara sin efecto.
Luego, sobre las tratativas de 1988 y sus corolarios, no implicaron ningún cambio en la posición de Mons. Lefebvre: que haya dicho que si Roma volvía a la Tradición el reconocimiento no sería un problema no es equivalente a sostener que aun mediando un reconocimiento unilateral sin condiciones, éste no deba ser recibido. Esa es la falacia del P. Ceriani.
Y continúa con otro enredo más pretendiendo encontrar en falta al Obispo Tissier cuando éste lo único que dice es que para Mons. Lefebvre bastaba con que Roma nos tolerase como somos. Repetimos: Roma nos tolera (porque considera a la Tradición un mal) y Mons. Tissier corrige el sentimiento de los romanos para adecuarlo a la realidad y dice es preferible hablar de "soportar" (porque esta vez mira a la FSSPX, que es un bien). ¿Ven alguna contradicción en ello más que el enrevesamiento del P. Ceriani?
En relación a la "legitimidad" de los nuevos ritos conciliares, ya se explicó que ello refiere a la legitimidad de origen, no a la de ejercicio, a causa de su maldad (de al menos alguno de ellos), de ahí que sea posible hablar de "reconfirmación". Lo de la validez de los matrimonios celebrados por la FSSPX es otro asunto diferente, que mira a la aplicación o no de la jurisdicción de suplencia a su respecto, pero que no fue obstáculo, por ejemplo, en el reconocimiento de los Padres de Campos.
Hay estructuras mentales que son impermeables a la realidad y a la lógica. Parten de apriorismos (falaces) que condicionan el modo pensar y determinan las conclusiones. El ejemplo del edicto de Constantino es magnífico y acertadísimo.
ResponderEliminarUno de los factores que explican estas estructuras es la influencia de autores tradicionalistas bienintencionados pero con malas filosofías de base. Fideístas, integristas, sobrenaturalistas, agustinistas políticos, neodonatistas… Por más simpatía que tengamos por la Francia contrarrevolucionaria, hay que reconocer que varios de sus pensadores no estuvieron inmunes a estas corrientes y errores. Y en España, el insufrible Nocedal, tampoco. Hubo -y hay- nocedalistas políticos; y también nocedalistas eclesiales, desgajados hoy de la FSSPX y de otros grupos.
Saludos.
Así es. Y lo peor es que luego se reclaman de Mons. Lefebvre quien fue ejemplo de pragmatismo sin conceder nada en lo doctrinal. El "non possumus" lo colocan antes de lo debido. Nada impide que se avance hasta donde se pueda y se retroceda cuando está en juego la doctrina...Saludos y gracias como siempre por sus aportes.
ResponderEliminarYo creo que el error, de los nonservian y mendaces, viene por lo opuesto de lo que dice Don Martin, y es porque perdieron el sobre naturalismo, y reducen el combate por la Fe y a la Iglesia a una cuestión naturalista y meramente política "usando" en el peor sentido de la palabra a la Religión como pantalla de sus desviaciones naturalistas. Y esto se debe a que estos sacerdotes que desertaron, provienen de ambientes neocones conservadores, que se contaminaron de naturalismo, y que,se adaptaron, aunque sea parcialmente, al liberalismo que invadió la Iglesia con el Concilio. Evidentemente la FSSPX, no logro extirpar completamente de estos sacerdotes, su naturalismo, y por eso desertaron. El Padre Ceriani, es un ejemplo de ello, y si se indaga el origen de la mayoría de los que se fueron, se vería, su origen en el nacionalismo u otros grupos que proliferaron en el pos concilio, que bajo la apariencia de resistencia al mismo, estaban contaminados de naturalismo. Ven en el Papa actual un peronista mas, y en Jesús, a alguien que vendrá a instaurar el gobierno mundial cristiano. En el fondo son politiqueros de la fe.
ResponderEliminarEsto que voy a decir no se explica fácil, ni corto, sólo lo puedo enunciar: los errores que menciono pueden terminar en naturalismo. Ideoologizar la fe con adherencias históricas es culturizarla y a la postre naturalizarla.
EliminarAnónimo: a tener en cuenta lo que Ud. dice. Algo de ello he visto en los "ex-TFP". La explicación puede estar en que los extremos (neocones e integristas) se tocan...
ResponderEliminarps: cuando me refiero a "integrista" no lo digo por quien tiene "integridad" de Fe (necesaria para la salvación) sino por quien "integra" a la Fe elementos extraños (feeneyismo, jansenismo, papolatría, etc)
La raíz común es farisaica: el neocon no se acerca a la FSSPX porque "violó el sábado" y el integrista se va de la FSSPX porque "se junta con publicanos y pecadores" y eso atenta contra la pureza que ostenta...
Hace mucho tiempo estoy esperando que el padre Ceriani fundamente su posición sedevacantista, pero eso no ha ocurrido. Debe ser porque no ha podido fundamentar teológicamente esa posición. Recordemos que hace muchos años el padre Ceriani escribió dos trabajos magníficos contra el sedevacantismo. Sería muy bueno que Radio Cristiandad reprodujera esos trabajos.
ResponderEliminarMuy importante la entrada de LHD y el diálogo posterior. El aporte anónimo sobre el naturalismo explica la reticencia de mis amigos románticos nacionalistas a aceptar lo evidente. De todas maneras, entiendo que el padre Ceriani -hoy un papoclasta- y sus secuaces sólo responden a una consigna que los enceguece: delenda est SSPX. La desintegración de la Fraternidad sería su victoria, y no les importaría que ello fuera con gran daño para la Iglesia, que erróneamente identifican con lo que llaman "iglesia conciliar"
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