jueves, 13 de octubre de 2016

Comparaciones y desolaciones



El blog Wanderer ha publicado una interesante entrada, en la cual compara las liturgias de rito latino novus ordo y la ortodoxa y en la cual no puede dejar de concluir que la primera  -celebrada por el Papa en Roma- no es rito católico. 

En relación al novus ordo, ya es tiempo que le denominemos por su nombre: "abominación de la desolación puesta en el lugar santo (donde no debe estar)" (Mc 13, 14), y decimos esto puesto que se instala en la misma ocasión que la "supresión del Sacrificio perpetuo" de la profecía de Daniel (Dn 12, 11), desde que el término de "1290 días" para su finalización, es el mismo en ambos casos. 

En cuanto a porqué el novus ordo implica la "supresión del Sacrificio" (y la oblación), el tema es más complejo. Por ej. está claro que el novus ordo no menciona la oblación de la "Hostia santa e Inmaculada", pero alguien podría decir que finalmente el pan y el vino (la materia) están allí para ser consagrados; de igual modo, en relación a la consagración -al Sacrificio propiamente- se podría decir que, salvada la intención del sacerdote de "hacer lo que hace la Iglesia" según lo prescribe el Concilio de Trento,  la hay (1). En este último punto, algunos se apresuran a decir que en el novus ordo, el sacerdote sólo tiene intención de hacer un "memorial", que es a lo que lo conduciría el mismo rito. No estamos seguros en este aspecto: nótese que en el novus ordo no se descarta la mención al Sacrificio.

Las razón por la cual el novus ordo representa la "supresión del Sacrificio" es porque desvirtúa la oblación y el Sacrificio. Esa palabra es equiparable a la "supresión" o "abolición", pero en sí misma no implica que ambas realidades dejen de existir, sino que se les quita la substancia, la "fuerza". Y ello no por una sóla de las modificaciones o supresiones en el rito, las que quizás, tomadas individualmente, no producirían el efecto deseado, sino por la sumatoria de ellas: reducción de genuflexiones, colocación de una mesa en lugar del altar, vestimentas alitúrgicas, música profana, etc. Pero lo que inclina la balanza y demuestra claramente lo nocivo del novus ordo son las injurias: ofrecer el "fruto de la tierra y del trabajo del hombre" que es precisamente lo que ofreció Caín y que no fue del agrado de Dios a diferencia del ofrecimiento de Abel del cordero (que prefigura a Cristo) y,  asimismo,  posponer la referencia al "misterio de la Fe"  para después de la consagración, cuando la Tradición dice que la misma fue parte integrante de las palabras de Cristo en la consagración del vino (y hay más). 

Así pues, queda demostrada la nocividad del novus ordo aunque éste sea celebrado con pompa y dignidad (porque es cierto que muchos videos que circulan por la red recurren a mostrar la degeneración del novus ordo - los así llamados "abusos litúrgicos"- pero que son consecuencia del abuso mayor que constituye el mismo rito novus ordo). 

Una aclaración con respecto a lo que menciona un comentarista del post que enlazamos, en cuanto a querer pobar lo erróneo del motu proprio "Summorum pontificum" al equiparar al rito latino tradicional con el novus ordo como dos "formas" de un mismo rito: se le explicó también por otro comentarista, que si bien la equiparación es mala, el documento liberó la celebración del rito tradicional que hasta entonces estaba prohibido, lo que supone un avance (argumento que, por otra parte, es el que hemos sostenido desde esta bitácora)

(1) una razón que nos vino a la mente que propugnaría en favor de la subsistencia de la consagración en el novus ordo es la de la "devoción de los primeros sábados" propuesta por la Hna. Lucía de Fátima a instancias de la Virgen María: si la devoción, que fuera comunicada entre los años 1925 y 1930, fuera sólo para el rito tradicional, hubiese tenido muy corto alcance (en el tiempo: sólo cuarenta años o en los sujetos: sólo para aquéllos que se arriman a la Tradición). Nótese que la devoción sólo pide la "comunión" (no la asistencia a Misa). Claro que esto apunta a salvar a los que, con ignorancia, acuden al rito novus ordo. 

3 comentarios:

  1. Sólo para contribuir con un ladrillo más a este artículo, muy claro y sintético, el siguiente texto que compara algunas traducciones sobre el pasaje aludido, reconduciéndolo directamente al griego, en la edición de los setenta.

    "En cambio, hay testigos de la Tradición que sorprenden por hacer uso, para expresar el hecho de la desaparición del Sacrificio perpetuo, de un verbo de valor estrictamente jurídico: ABOLIR. Así San Jerónimo y Teodoreto. Ese es el verbo que ofrecen en su traducción española, Bover-Cantera y Ediciones Paulinas, en los versículos de Dan. 11,31 y 12,11; así como la Biblia de Jerusalén, en el versículo 11,31: "Abolirán el Sacrificio cotidiano... He aquí, como se expresa la versión de los Setenta, en el versículo 31, del capítulo 11: "Kai metastésousin ton endelejismon". El verbo I'methistemi" significa, entre otras cosas, cambiar, sustituir, mudar, transformar; los cuales, más que un simple abolir, derogar o abrogar, connotan algo más, se trata más bien de OBROGARE, en latín, que significa derogar o anular una ley, sustituyéndola por otra. Obrogare, según la definición de los juristas romanos, "est legis prioris infirmandae causa, legem aliam ferre", o sea, consiste en promulgar una ley para anular otra anterior. Esto es, en realidad, lo que se ha conseguido con la promulgación del N. O. M."

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  2. Conocemos esta interpretación de la "abolición" jurídica. Pero esta interpretación ha sido desmentida por los propios involucrados (caso del Cardenal Ratzinger) quien ha dicho que la misa tradicional nunca fue abrogada. En realidad no podía serlo válidamente, pues se trataba de una norma inmemorial o de un privilegio si tomamos en consideración la Bula de S. Pío V y en tal caso el CIC dice que una norma general -como el NOM- no deroga aquéllas si no lo hace expresamente, que no fue el caso. La sóla prohibición en los hechos no da cuenta de la palabra "abolir", por ello nos inclinamos por una "abolición" sustancial, la de haber desvirtuado el Sacrificio. E igualmente, ello da cuenta de que la primera vez que se "abolió" el Sacrificio fue con la "misa normativa" experimental de 1967...

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  3. Precisando mi comentario, puse la idea no para sugerir la idea de una "abrogación" u abolición en el sentido jurídico, que ya sabemos fue descartada en el mismo "Summorum Pontificum", sino para remitir al sentido de la palabra griega "I'methistemi", que figura en el original de los setenta, y que significa sustitución de una cosa por otra (Obrogare), lo que en la práctica ha venido a ser el NOM: una adulteración que sustituye o toma el lugar de una cosa, simulando serla, pero sin serla. Hoy la gran confusión, demoníaca sin duda, es el 99,9% de la Iglesia participa de un culto antropocéntrico, heterodoxo, pensando que asisten a Misa. Ahí tiene, como bien dice, la abominación desoladora.

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