Rioult: de origen germánico,
Ridwald (Rid= caballero + wald=que gobierna)
Pero más se parece a ésto: "Digo
pues, que con todo su acompañamiento, llegó Sancho a un lugar de hasta 1.000
vecinos, que era de los mejores que el Duque tenía. Diéronle a entender que se
llamaba la Insula Barataria, por lo barato con que se le había dado el
gobierno".
Dice por allí, tratando de buscar
la paja en el ojo ajeno (revista interna
de la FSSPX “Cor unum” de agosto de 2015): "El peligro que acecha a la Fraternidad sería
entonces el de combatir demasiado el Vaticano II. Pero ¿quiénes son los
cofrades que “se limitan a
fustigar cada domingo los errores del Vaticano II”? ¿No es
esto lo caricaturesco? Se combate un defecto que no existe pues, en nombre de
una pretendida fidelidad a la gracia y al deber de estado, se justifican
implícitamente los silencios oficiales y escandalosos sobre ciertas“consecuencias trágicas del Concilio”
Primera
tergiversación, puesto que el "silencio oficial y escandaloso..."
adjudicado a Mons. Fellay no es tal sino todo lo contrario. Este afirma: "Ciertamente
no se trata de descuidar la gravedad y las consecuencias trágicas de este
Concilio, sino más bien de estimar correctamente los medios que necesitan
nuestros fieles para trabajar por su salvación y de procurárselos efectivamente”. Tiene presente la "gravedad" del
Concilio y califica a sus consecuencias de "trágicas", buscando cómo remediar en la práctica dicha
realidad. Estos quijotes hablan pero ¿qué hacen en la práctica? Acto seguido,
el caballero cita a Mons. Lefebvre pero la cita es de 1976 cuando era necesario
"desmistificar el Concilio", pero habiendo pasado casi cuarenta años
se supone que ese Concilio ha quedado ya desmistificado...Sobre la supuesta
"exculpación" a Francisco, el mismo caballero cita a Mons. Fellay que
no exculpa "el espíritu de las reformas del Papa Francisco" en
relación al falso concepto de misericordia. Pero a lo que se refiere Mons.
Fellay en esta carta es a que el Papa no ha zanjado oficialmente la
cuestión por pronunciamientos de su magisterio, i.e de permitir la
comunión a los divorciados vueltos a casar.
Segunda tergiversación: se trae
una frase trunca (lamentablemente no hemos podido dar con la carta original,
seguramente filtrada por los secuaces del caballero) respecto de la misa
antigua y de la valoración que le merecería a Francisco. Y en este punto ha habido
ambivalencia, puesto que por un lado "permite la explosión" de los
Franciscanos de la Inmaculada (llama la atención la súbita preocupación
por parte del caballero respecto de este grupo calificado por él como
"comunidad conciliar", el cual de hecho consideró no estar ante un
"estado de necesidad" cuando se le prohibió la celebración del vetus
ordo) y por otro reconoce como de "derecho pontificio" en Argentina a
la FSSPX...Ambivalencia que excluye una preocupación o fijación con el tema, a lo que se refiere Mons. Fellay.
Tercera tergiversación: sobre la
posición de Mons. Lefebvre en relación a las autoridades romanas. Se trae a
colación, como siempre, las palabras que pronunciara tras el desencuentro de
1988, las que rechazan el "diálogo" en miras de un
"acuerdo" pero no la aceptación de un reconocimiento unilateral
perfectamente legítimo y al que se debe aspirar. La catolicidad de las
autoridades no es la que está en juego en este caso, sino su potestad para
mandar cosas legítimas, que es lo que oculta el gobernante de Barataria. Alude
luego a las visitas romanas, las que entran dentro de esas facultades legítimas
de que hablamos y llega al colmo de atacar las "palabras que no significan nada" (ironía
que denota impotencia para rebatir lo que se dice) de Mons. Fellay: "Nosotros ponemos como
condición “sine qua non”, antes de toda regularización canónica, la aceptación
por parte de estas autoridades de nuestra identidad católica, con la garantía
que no se nos obligará a adoptar este espíritu y estas reformas” con una cita
de Mons. Lefebvre ¡que dice exactamente lo mismo!: "No somos nosotros los
que debemos firmar algo. Son ellos que deben firmar, garantizar que
aceptan la doctrina de la Iglesia. Ellos quieren nuestra sumisión, pero no nos
dan la doctrina”
Cuarta tergiversación: sobre el juicio de los
romanos respecto de las reformas conciliares. Nuevamente, no se distingue el
hecho de que "la autoridad confirme oficialmente" (se entiende, por un acto magisterial) el carácter no
vinculante de esas reformas con declaraciones hechas por los interlocutores,
aun por los mismos Pontífices, en cartas o revistas. Y se recurre,
falseando una vez más el pensamiento de Mons. Lefebvre, al argumento de que es
un deber el separarse de la "Iglesia conciliar", puesto que él lo
decía en el aspecto doctrinal, no en el disciplinar. La "Iglesia
conciliar" no es otra Iglesia sino el modernismo en la Iglesia, como bien
decía Mons. Fellay y que cita el caballero como queriendo ver una
contradicción: "“En cambio,
nosotros nunca quisimos pertenecer a este sistema que se
califica a sí mismo de Iglesia conciliar y que se define por
el Novus Ordo Missae, el ecumenismo indiferentista y la laicización de toda la
sociedad. Sí, no tenemos parte alguna, nullam partem habemus, con el panteón de
las religiones de Asís".
Termina su
panfleto el caballero conminando a los destinatarios a la deserción,
diciéndoles que son bienvenidos a la ermita u otra parte...de Barataria.
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