Como algunos pretenden encasillar las posiciones del blog etiquetándolas de diversos modos a los que por lo general se les confiere una connotación negativa (por caso, la de "acuerdistas" o "apocalípticos", etc) aquí va un compendio -actualizado- de aquéllas y las precisiones que estimamos oportuno efectuar en relación a cada una, por separado:
1- "Acuerdismo":
Nunca fuimos "acuerdistas", puesto que no hay nada que "acordar": Roma debe reconocer a la FSSPX tal cual es (deber que se extiende a todos los Papas, sean éstos ortodoxos o no). En miras al apostolado, nos basta con la concesión pública de facultades para la administración de todos los Sacramentos, lo cual, en un sentido laxo, se podría decir que ya es una realidad: se hicieron lícitas las confesiones durante el "Año de la Misericordia" -las que en forma verosímil seguirán vigentes más allá de su finalización- por las cuales se absuelven las eventuales dudas que los penitentes pudieran tener sobre la recepción lícita de los restantes sacramentos impartidos por la FSSPX y se autorizaron ordenaciones de Sacerdotes sin necesidad de contar con el visto bueno de los Obispos locales, careciendo de sentido una autorización que recayera en Sacerdotes que luego impartieran sacramentos en forma ilícita. Entonces, no nos interesa el "marco canónico" (al que la FSSPX tiene derecho). Luego, dijimos que un eventual reconocimiento no transformaría a la FSSPX y a la Tradición en un fenómeno de masas, siendo que constituyen -y lo seguirán siendo- un "resto".
2- "Resistencia":
Aquí debemos distinguir la posible fundamentación de la postura por sus proponentes, de las formas utilizadas para su adopción. Respecto de la primera, como no conocemos las conciencias de sus sostenedores, no podemos concluir si en ellos prima un "miedo grave" (a las consecuencias que podría acarrear el someterse a un "marco canónico" ) justificante de la postura (puesto que no lo han alegado expresamente o no se colige de sus manifestaciones) o bien el "celo amargo", el "espíritu sectario o cismático", el "liberalismo protestante" o simplemente el "quinta columnismo" (de hecho, es significativo que los enemigos de la Iglesia tengan el mismo parecer que los "resistentes" en este punto). En cambio, las formas (publicación de cartas privadas, ataques "ad hominem", desear el mal bajo apariencia de lo contrario, etc) claramente no son católicas.
3- "Papado":
Hemos demostrado la existencia perpetua y visible del Papa, sea con jurisdicción propia o suplida, lo que desmonta las tesis "sedevacantistas", sea en su variante "Papa materialiter" o absoluta. En este capítulo vemos con preocupación la crítica sistemática de las actuaciones papales (las que han incluído en algún caso montajes fotográficos) por ciertos grupos de "neo tradis". La crítica se debe hacer con respeto, no atacando a la persona del Papa ni a su investidura. Y sobre todo, enmarcando el pontificado actual, como siendo un corolario -ciertamente más directo y chocante- de la deriva conciliar.
4- "Fátima":
Ya hemos demostrado que falta hacer la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María y que falta divulgar el texto que explica la visión del "tercer secreto" (sobre cuyo contenido, dicho sea de paso, hemos recibido algunas "luces"). Dicho esto, el "triunfo final" de la Virgen que supone la consagración solemne de Rusia (como surge de forma palmaria de las palabras conocidas del Secreto: "Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará, el Santo Padre me consagrará Rusia la que se convertirá y le será dado al mundo un cierto tiempo de paz") debe enmarcarse en los eventos que preparan inmediatamente la Parusía (el "tiempo de paz" es esjatológico, implica la conversión de los gentiles -entre los cuales está el pueblo ruso- y la de los hebreos que es al "filo de la historia").
5- "Apocalipsis":
La crítica proviene de quienes carecen de los conocimientos o de la inspiración necesarios para la comprensión de todos y cada uno de los símbolos que nos proporciona el apocaleta (y los profetas vetero testamentarios) o de quienes los mal interpretan, postergando sine die o para una época posterior, la efectiva realización de los acontecimientos predichos en el último libro de la Revelación. Entre los primeros, contamos con algunos integrantes del clero, que se sienten interpelados por su falta de conocimiento y recelan de los laicos (máxime si estos son coterráneos, puesto que se verifica aquéllo de que "nadie es profeta en su tierra" y de que "nada bueno ha de salir de tal o cual lugar"...); entre los segundos, los "modernistas" (a los que no interesa en lo más mínimo verse confrontados con los acontecimientos finales) o los "restauracionistas" (que consideran que estamos en la "Iglesia de Sardes" y que luego de un "castigo" viene un "triunfo" seguido de otro "castigo", a saber el Anticristo, que entonces pisotea el "triunfo"...). La verdad es que estamos en la "Iglesia de Laodicea" y que los Capítulos XI, XII y XIII están desarrollándose ante nuestros ojos, faltando sólo la apertura del "sexto sello"...Sin embargo, conviene precisar que la Iglesia sí será restaurada (lo dicen las Escrituras) pero enmarcándose dicha "purificación" en los tiempos pre parusíacos, que introducen el "Reino".
El denominado “acuerdismo” parece “hombre de paja”. El principio, el reconocimiento canónico para la FSSPX es un deber, y por ello también un derecho. Lo que puede suceder es que algunas de las exigencias impuestas sean de imposible cumplimiento (con imposibilidad moral más que física).
ResponderEliminarSobre la cuestión del “Apocalipsis”, aunque en sí misma muy importante, me parece que no cambia en nada las exigencias eclesiales concretas. El “Apocalipsis” no puede ser excusa válida para no tener reconocimiento canónico si no hay precondiciones moralmente inaceptables. Al contrario, la Iglesia entrará en la Parusía también como sociedad externa, jurídica y jerárquica, y la FSSPX como parte del todo eclesial no debiera ser una excepción anómica.
Saludos.
Suscribo lo que Ud. dice. Que nos baste la concesión de facultades no quiere decir que no nos alegremos, llegado el caso, de un reconocimiento canónico sin condiciones de ningún tipo. En lo personal, y probablemente en el juicio de Mons. Fellay, no tenemos el "miedo grave" pero respetamos a quienes, con sinceridad, pudieran tenerlo. Saludos
ResponderEliminarEn realidad el problema de jurisdicción, como ud. bien dice, ya está solucionado. Otra cosa es que esto deba enmarcarse en un status canónico (a su pesar parece que va a ser la prematura personal) que permita el apostolado del remanente fiel y la posterior restauración de la Iglesia. Estoy convencido de que eso va a ocurrir este mismo año, en cuyo caso la apertura del sexto sello debiera hacerse realidad muy pronto.
ResponderEliminarEstimado: entiendo lo que dice...
ResponderEliminarApocalípsis: ¿Porqué estamos en la iglesia de Laodicea?.
ResponderEliminarYo no entiendo mucho este tema, pero de acuerdo al P. Castellani, que en algunas partes es confuso (cree que el CVII es bueno en su comentario sobre la de Filadelfia, e insinúa que podríamos estar en esta etapa. Esta carta habla además de la conversión de los judíos, que aún no se divisa.(¿Podría referirse la cita : "Te daré de los de la sinagoga de Satán que se autodicen judíos...", a los católicos modernistas o cristianos herejes, si consideramos que la Iglesia se dirige a la Jerusalén celestial, en lugar de considerar literalmente los de religión judía como a los referidos? Tal vez me pueda aclarar porqué no es la de Filadelfia, sino la de Laodicea, y si estoy muy equivocado acerca de la conversión de los judíos. En caso que haya que tomar literalmente a los de religión judía en este tema, ¿no se referirá a parte de ellos, y no a su totalidad?
Pablo:
ResponderEliminarLe cito de un comentario mío anterior a otro participante a mi entrada de las "Siete Iglesias" (lahondadedavid.blogspot.com/2015/08/las-siete-iglesias.html):
Las cartas a las Iglesias suponen dos cosas: unas admoniciones para los cristianos de todas las épocas y una descripción del estado de los cristianos (jerarquía incluída) en cada época. En tal caso, nunca podríamos estar en Filadelfía que es una Iglesia -que, repito, incluye la Jerarquía- que "guardó la palabra". Es lo que ocurrió con el magisterio excelente de Pío IX, Leon XIII, San Pío X, Pío XI, Pío XII. Una época netamente misionera (misiones en Asia, Africa, etc). Es la Iglesia de grandes santos que tuvieron "amor del hermano": cura de Ars, S. Juan Bosco, S. Teresita, S. Pío de Pietralcina...Los filadelfianos son el tipo de "tradicionalista" por eso se les promete que serán preservados de las pruebas que sobrevendrán en la Iglesia siguiente, la actual (Laodicea) que será la del Anticristo ...
El tiempo de paz o Reino después del Juicio de las naciones a mi modo de entender no figura como "Iglesia". El Reino, que es pleno, donde hasta el mínimo utensilio tendrá "grabado el nombre de Yahvé", donde todos conocerán al Señor, etc etc es incompatible con cualquier "tibieza" (que describe toda una época y no en forma falaciosa "hacia su final").
En relación a la conversión de los hebreos, sobreviene con la derrota del Anticristo (esto queda claro en la profecía de Ezequiel). La expresión del Apocalipis que Ud. cita puede referirse a dos casos: a los que no son según el espíritu (como Cristo le dijo a Natanael: tu eres un verdadero israelita), pero resulta que la mayoría hoy en día no lo es; o en el plano carnal, porque también la mayoría, según datos actuales, no lo son sino que son conversos. Sea como fuere, los de la Iglesia de Filadelfia son "algunos" (así dicen las versiones autorizadas) y fue el caso de los hermanos Lehman, Cohen, Ratisbona, Stein, por no nombrar sino los más sonados) aS
Estimado: sería muy interesante que profundizara en un post acerca del Juicio de las Naciones y sus diferencias con el Juicio Final, porque creo que existe mucha confusión sobre esta materia.
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