(publicado originalmente en noviembre 7 de 2013)
A raíz de la alarma que está causando el Papa Francisco en los medios no anestesiados, nos hemos propuesto tratar de ubicar a su pontificado en el escenario apokalyptico-esjatológico en el cual nos encontramos, retrotrayéndonos a sus predecesores a efectos de un mejor encuadre:
Algunos piensan
erróneamente que Juan XXIII es la "estrella caída del
cielo a la tierra y que abre el pozo del abismo" de Ap 9, 1. No obstante,
ella irrumpe en la "quinta trompeta" que en nuestro estudio hemos
identificado como las herejías que se corresponden con los "filósofos del
siglo XVIII" en concordancia con lo enseñado por Gregorio XVI en su
encíclica "Mirari vos" en relación a las "langostas que salen de
la humareda del pozo del abismo" (indiferentismo y otros errores). A este
Papa (Juan XXIII) que profetizó la "primavera de la Iglesia" lo
hacemos coincidir temporalmente con la aparición de la "bestia de la
tierra" que es el modernismo en la Iglesia : "y vi otra bestia que
subía de la tierra. Tenía dos cuernos como un cordero pero hablaba como
dragón..." (Ap 13, 11).
Pablo VI está
expresamente nombrado en las profecías de Daniel como el "Jefe del
Ejército" (El Ejército del Cielo es la Iglesia militante) por el
cual la fuerza anticrística obtiene la "supresión del Sacrificio
perpetuo" (Dn 8, 11-12): "y echó a tierra una parte de la milicia
y de las estrellas (los clérigos) y las holló. Y se ensoberbeció
hasta contra el príncipe de la milicia, le quitó el sacrificio perpetuo y
arruinó el lugar de su Santuario..."
Juan Pablo
I es un Pontífice que en un momento pensamos podía ser el "hijo
varón" de Ap. 12, 5, el cual una vez "dado a luz" (la
identificación con la elección de un Papa es propuesta por el autor Bernard
Kramer en "The book of destiny") por la Mujer (la Iglesia), es
"arrebatado para Dios y su trono" (su muerte a los 33 días de su
pontificado). Si bien en el plano doctrinal estaba imbuído de los errores
conciliares -en concreto se habló a su respecto de cierto
"progresismo" en materia de moral- él mismo emitió sus propias dudas
acerca del concepto de "libertad religiosa" y lo que es de señalar a
los efectos de este encuadre, él estaba dispuesto a consagrar a Rusia al
Corazón Inmaculado, según relató el sacerdote veneciano Germano Pattaro. Y como
tal, estaba destinado a "apacentar a las naciones con cetro de
hierro" en el "tiempo de paz". Pero resulta que las fechas no
coinciden, puesto que su pontificado es de 1978 y los "1260 días"
que le son dados a la Mujer a posteriori, se empiezan a contar desde la
"supresión del sacrificio" . Así es que hemos descartado esa
aplicación y se la hemos adjudicado al remanente fiel, encarnado en la FSSPX.
Juan
Pablo II, por su manifiesta heterodoxia (léase a Romano Amerio para una
mayor comprensión de sus pensamiento), en concreto su herejía de la
divinización de todo hombre por la Encarnación del Verbo, es propiamente
y dejando esto al juicio de Dios, el anticristo-sentado-en el templo de
Dios (II de Tesalonicenses, II, 4). No es que él haya sido "el"
anticristo , sino "un" anticristo, esto es, representante de un
colectivo que se expresa a través de él: “Hijitos, ya es el
ultimo tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora
han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es
el último tiempo” (1 Juan
2, 18).
Benedicto
XVI no se encuentra profetizado en las Escrituras. Es integrante del
"Falso profeta" en la medida de su aprobación de los errores conciliares
pero quizás, a raíz de sus medidas en favor de la Tradición (liberación
de la misa tradicional y levantamiento de las "excomuniones" de los
Obispos de la FSSPX, ambas "en el papel") pudo representar ese
"pequeño socorro" que reciben los santos de Dn 11, 34.
Y
finalmente llegamos al Papa Francisco. Su pontificado se encontraría,
en la versión de la Vulgata, en la "consumación de la
desolación" (Dn 9, 27). Esto es, y
tal como venimos sosteniendo, en la última parte de la
"abominación desoladora" instalada en el "lugar santo" en
1969. No es necesario prepararse para "tiempos peores" (en el
plano espiritual) como pronostican algunos que -por lo visto- no se encuentran
suficientemente atribulados, sino para recibir a Cristo en el
"resplandor de su venida".
Nota: la interpretación auténtica de las Escrituras corresponde al Magisterio de la Iglesia, al cual nos sometemos.
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