Eso es lo que produce la confusión actual. De progresistas y "tradicionalistas". Es lo que responde un comentarista en el sitio amigo "Hacia la verdadera cristiandad", cuyo seudónimo es precisamante "C..harto". Y a quién le han preguntado la razón de su hartazgo. Esta es su respuesta: harto de los que se apoderaron de la Iglesia para predicarnos otro Evangelio, harto de los "tradis" y sus mil estupideces, harto de los que se creen dueños de la verdad y se pasan lanzando anatema, harto de los parásitos de WILLIAMSON y Ceriani, harto de los curas que usan los púlpitos para sermones moralistas en vez de hacernos meditar, contemplar la verdad, como si sus mejores [sermones?] se [los] guardaran para los retiros. Harto.
Sentimiento que compartimos en todos sus términos.
Lo primero no necesita explicación ni explicitación alguna: liturgia protestantizada, ecumenismo pertinaz, colegialismo desenfrenado.
Las "estupideces" de los "tradis" merecen mayor atención. No sé qué tiene en mente el hartado en cuestión. Por nuestra parte vemos una pendiente peligrosa en la que se busca juzgarlo todo, en la que se cae en una crítica sistemática a la autoridad (alguien comentó, con acierto, que se critica al Papa "por deporte"), en la que hay una clara exasperación. Es lo que podemos observar en el portal "Adelante la fe". Un portal que hemos recomendado, con artículos sumamente interesantes, pero que no nos hemos decidido a incluir entre los enlaces. Se critica o se desconfía de cada acto que proviene de las autoridades sin dar margen a la operación de la gracia y lo que es más peligroso, se esgrime la ocurrencia de un probable "cisma" de los "buenos" cual una amenaza que pareciera se desea ver plasmada en los hechos.
Los que se creen "dueños de la verdad y se pasan lanzando anatema" no necesitan presentación. Un ejemplo extremo lo encontramos en los "Dimond" con su negación del bautismo de deseo, pero los hay de todos colores. En realidad, la Verdad es una; es Cristo; es su Iglesia; son las enseñanzas infalibles. Las interpretaciones sesgadas de esa Verdad son las que causan problemas.
Los "parásitos" nunca fueron mejor definidos: no tienen vida propia, su apostolado es nimio, pero a través de la prensa virtual viven de su "crítica" a la FSSPX. Todo lo que antes de desertar podría pasar por alto o no tener significación alguna ahora es puesto en el tapete para "demostrar" la "claudicación" de la obra que desertaron. Hacemos notar que uno de ellos reconocía en la FSSPX ese núcleo fiel suscitado por Dios para estos tiempos, esos "santos de los últimos tiempos" de los cuales profetizó San Luis María Grignon de Montfort y respecto de los cuales no hay traza de defección alguna. Sin embargo, aquél se permite -ahora que ya no integra esa compañía- ya sea enmendar la plana profética al santo o bien sugerir que esa "congregación" de "hijos de Leví" devino tan ínfima que sólo lo cuenta a él y a un puñado entre sus integrantes...
Lo de los sermones "moralistas" es otra gran verdad del hartado. Veamos: no es que proclamar la verdad en materia moral sea inadecuado, el problema es que se lo haga en forma aséptica. No queremos significar con esto que haya que ser condescendientes con conductas reprobadas moralmente. Pero en esta época hiper sexualizada, de "pansexualismo", la prédica no debería ser la misma, por poner un ejemplo, que la de la Edad Media. No en la sustancia, pero sí en los accidentes (y decimos bien, porque cuántos "accidentados" se ven hoy en día...). Y no dejar de hablar de los antídotos: la gracia, las virtudes, la esperanza del Reino, del Cielo...
Muchas gracias. He sido muy bien interpretado.
ResponderEliminarCordobés harto
¡Bienvenido por aquí Cordobés harto! Modestamente, inspirados en su sentimiento, hemos querido encender unas luces de alarma y de sosiego a la vez. Gracias.
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