Juan Manuel de Prada, el brillante escritor español, ha escrito una nota en "Abc" que titula "La última luz" en la cual, a la par de revelarnos que pasa personalmente por una "noche oscura", efectúa una comparación entre las dos Mujeres del Apocalipsis, a las cuales confiere un significado particular: la Ramera es, para él, la religión adulterada y la parturienta es la religión fiel.
Sabemos que el autor ha estado muy influenciado por el P. Castellani, que es quien expone esa exégesis en el Capítulo I del cuaderno III de su libro "Los papeles de Benjamin Benavides": "Las Dos mujeres del Apokalypsis representan la religión en sus dos polos extremos, la religión corrompida y la religión fiel, la Forneguera sobre la Bestia roja y la Parturienta vestida del sol de la Fe, pisando la luna del mundo mudable, y coronada de la venticuatral diadema estelar, patriarcal y apostólica".
Nosotros efectuamos una exégesis de las profecías vetero y neo testamentarias que conforman un sistema (para quienes lo conocen, con mucha lógica) pero respecto del cual y por razones que nos incumben, preferimos mantener reserva. En ella, la Mujer parturienta es ciertamente la Iglesia (también, por razones cronológicas, la Virgen de Fátima) que luego del nacimiento de su misterioso "hijo varón" (el "remanente fiel"), es llevada al desierto. Pero la Ramera no es en absoluto la falsificación del catolicismo asociada a la "Iglesia conciliar". Esta se encuentra representada en el "Falso profeta" que "tiene cuernos como el Cordero pero habla como el dragón" (Ap 13, 11).
El peligro de la explicación del P. Castellani, que retoma Juan Manuel de Prada, es que se aparenta y mucho a la exégesis protestante: para ésta, las "siete colinas" son las de Roma y por tanto la Ramera que está sentada sobre la "Bestia romana" es "el Vaticano" (ya ni siquiera la "Roma imperial"...). Esta exégesis ha sido adoptada como suya -por razones obvias- por los sedevacantistas (así por ej. por los "Hermanos Dimond"). Pero es peligrosa no tanto por la naturaleza que se le quiere dar a la Ramera que es precisamente la de ser una falsificación -como dice el mismo P. Castellani una ramera no se distingue externamente de una que no lo es- sino porque no cuadra con los restantes elementos que nos brindan las Escrituras.
En efecto, la Ramera se asienta sobre "siete colinas", que "son siete reyes" (Ap 17, 10) los que a su vez son identificados como las "siete cabezas de la Bestia". Allí es donde los partidarios de esta exégesis empiezan a hacer agua: los protestantes hacen coincidir a la Ramera con la aparición del "Estado del Vaticano" luego de los Acuerdos de Letrán de 1929 y así la "primera cabeza" es para ellos, el Papa Pío XI...y los del "sedevacantismo", si la retoman tal cual (y los Dimond lo hicieron), están entonces diciéndonos que ese Papa y Pío XII fueron "cabezas" de la Bestia, con sus propios "títulos blasfemos"...(¡los blasfemos son ellos!).
Los que tienen más vergüenza al menos tienen la precaución de hacer empezar el cómputo de las siete cabezas con Juan XXIII... pero siguen haciendo agua: Francisco sería el que, en la visión de San Juan, correspondería a la cabeza sexta: "cinco han caído, uno es". ¿Y porqué "es"? ¿acaso vivió en esa época? Claro que entonces tendríamos que esperar a un séptimo y a un octavo..."que es uno de los siete" (a lo mejor piensan que quizás un Papa futuro se reencarne en Francisco o en Pablo VI quién sabe...).
Luego, tendrían ellos que dar cuenta de porqué la Ramera se encuentra "ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús" (Ap 17, 6) , de porqué en un momento dado esas mismas cabezas se volverán contra ella y la dejarán "desolada y desnuda" (Ap 17, 16) y de porqué los mercaderes del mar o los marineros se lamentarán por su caída (Ap 18, 15)...Inconsistencias que le dicen...
Todo ello debe hacernos ver el error que supone el seguir explicaciones o exégesis que no por unánimemente consensuadas dejan de ser inexactas, que para no salirnos del tema (la Ramera que no es) no vamos ahora a ejemplificar.