Algún lector atento podría imputarnos una cierta falta de coherencia en relación a nuestra postura en pro de la abstención de apoyar a la movida que impulsa Mons. Viganò - y esto, como quedó dicho, sin comprometer en nada a la propia FSSPX- en tanto y en cuanto, en otra ocasión, admitimos como principio válido y moral del accionamiento al "mal menor", y lo aplicamos tanto al ámbito político como al religioso.
De hecho, la postura fue objeto, hace un tiempo ya, de una
discordia con otro blogger de filiación tradicionalista, el "Cocodrilo del foso" o Dardo. Allí argumentábamos a favor de la aceptación de un marco canónico para la FSSPX en virtud de la obediencia debida a la autoridad suprema siempre y cuando lo mandado fuera legítimo y en vistas a que, de resultas a dicha aceptación, podríamos "dar razón" (o razones) canónicas a quienes dudaban sinceramente de la legitimidad de la FSSPX y todo ello en aras de ampliar el apostolado. Con el tiempo, el tema quedó laudado, puesto que el Papa Francisco reconoció la licitud de algunos Sacramentos impartidos por la FSSPX, entre ellos el de la Confesión, que impide -por la vía de los hechos- que subsista cualquier problema de consciencia en cuanto a la recepción de los demás. Si, desde entonces, el apostolado no se amplió en forma significativa, ello se debe a que algunos
pícaros (ya volveremos sobre ellos) persisten en un discurso perimido y a que la desigualdad fáctica persiste.
Ahora en cambio, en este tema puntual de la denuncia de Mons. Viganò, encontramos coincidencias afortunadas con Dardo, cuya
opinión puede leerse ahora en el portal "In exspectatione" (lástima que el autor del sitio, de muy buena prosa y que nos consta que nos lee, no haya comprendido nuestra exégesis en cuanto a los "
dos Testigos" o a la "
Ramera" del Apocalipsis y se muestre tan
voluntarista como otros sin tanta preparación). Iguales o aproximadas coincidencias con Peter Kwasniewski, con su nota "Por qué el conservadurismo es parte del problema, no de la solución" (en español
aquí), o con los mismos sedevacantistas (a leer con precaución
aquí).
Pero la pregunta que pueden hacernos es, aun en ese supuesto (el explicitado por nosotros y por estos y otros autores en cuanto al peligro de seguir la corriente "conservadora"): ¿no es que la denuncia de Mons. Viganò no representa un bien relativo o un "mal menor"? ¿un acto de la Providencia? y por tanto, con esa salvedad, ¿no ha de apoyarse o promocionarse?
A ello, lo primero que debemos establecer es que el "conservadurismo" actual de la Iglesia es un mal, a causa de su liberalismo, de su modernismo y en algún caso de su fariseísmo. Nos resta determinar si el mismo es "menor" que el progresismo, el modernismo desembozado y la moral relativa. Y lo segundo, -algo de ello dejamos traslucir en nuestra nota inicial sobre el tema- es que la solución propuesta (la "renuncia" del Papa) no es garantía de que las cosas vayan a ir mejor en la Iglesia ya que acarrearía dudas en cuanto a la validez de la renuncia, dudas en cuanto a la solidez doctrinal (y porqué no decirlo, de firmeza frente a los abusos sexuales) del probable sucesor, fragilidad en la institución del papado.
En cuanto a lo primero, debemos plantearnos si, debido a las denuncias formuladas (y comprobadas o no negadas), a la consecuente renuncia del Papa actual, y de la elección posterior en la que supongamos resultara elegido un "conservador", habríamos ganado algo. Y para ello vamos a recurrir a una exégesis, esta vez no de las "inspiradas" que hemos tenido sino de las propuestas a mero tenor explicativo y si quieren, voluntarista: la hipótesis del rayo (que cayó sobre la cúpula de San Pedro el día de la renuncia del Papa Benedicto XVI, esto es, el 11 de febrero de 2013).
Esta "señal" -porque descartamos la de un mero fenómeno metereológico- o viene de Dios o viene del Demonio y ha sido permitida por Dios. Lo que Dios pudo querer trasmitirnos es un aviso del final (pero ya transcurrieron cinco años) o bien su contrariedad por la renuncia por lo que sucedería después (obviamente conocido por Dios). Pero ¿es así? Benedicto XVI fue (o es) un Papa liberal que siguió los postulados de su predecesor, el más peligroso de toda la historia de la Iglesia, repitiendo lo de las jornadas ecuménicas de Asís y haciéndonos creer que el Concilio era bueno y que sólo la "publicidad" del mismo era mala (y de allí lo de la "hermenéutica de la continuidad"); si bien liberó la Misa y levantó la exterioridad de las (falsas) "excomuniones" a los Obispos de la FSSPX, él mismo, durante su pontificado, no ofició la Misa tradicional y tampoco concedió un marco canónico a la FSSPX. Como ya hemos dicho, Francisco es grotesco pero carece de la sutileza (en el mal) de sus predecesores y en cuanto a la FSSPX se mostró mucho más benevolente que sus predecesores, no negando nunca la catolicidad de aquélla (y en esto, mal que les pese a los neo tradis, contrasta con las impropias
manifestaciones del Cardenal Burke en cuanto a que la FSSPX está en "cisma" y otras lindezas por el estilo).
Nos queda que el rayo es ese "fuego del cielo" (Ap 13, 13) que le es permitido operar a la "Bestia de la Tierra" (y bien sabemos que en materia científica el rayo se origina en la tierra, pero la creencia popular es que viene del cielo). Dejamos constancia de que existe una exégesis más seria y es la que dice que ese fuego del cielo no es un fuego material sino un símbolo de la "palabra" de la que se puede valer la autoridad de la Iglesia, como ser los "anatemas" o "excomuniones"... y que en este tiempo serían usados en abuso de poder. Pero si es un fenómeno físico y si es una operación de engaño, ¿qué nos habrá querido decir el Falso profeta? (repetimos por enésima vez que tanto los agentes del mal como los del bien son entes colectivos -cada uno en su escala, una "Bestia" es algo mayor que un "Testigo" que es más pequeño en número- y compuestos -donde cada integrante individual es o tiene potencialidad de ser a la vez Anticristo o Falso profeta o Testigo- así pues -esto va para el autor y comentaristas de "In Exspectatione"- no insistan con una sola persona como Anticristo o con Francisco sólo él como Falso Profeta o con Lefebvre o Viganò sólo ellos como Testigos...). Pues el "prodigio" consiste en hacernos creer que recién en esa fecha (de la renuncia de Benedicto XVI) empezó "la gran tribulación" (con el Anticristo, Falso Profeta o no sabemos qué más de sólo Francisco), cuando en la realidad aquélla empezó en 1969, el Anticristo es otra cosa y el Falso profeta surgió en octubre de 1958. Y así nos olvidamos de la Liturgia desvirtuada por Pablo VI y de la Fe mancillada por Juan Pablo II para concentrarnos en los "cantos del cisne", azuzados por las "redes" de estos tiempos (y que no existían en los pontificados de Pablo VI y de Juan Pablo II).
Si esta hipótesis fuera cierta, entonces el conservadurismo no es un "mal menor". Es, en todo caso, y siendo benignos, un mal de igual proporción que el progresismo. Esto parece ser así desde el punto de vista de la esjatología, la que nos refiere una "gran tribulación" (Mt 24, 15-21) que no cambia en cuanto a su intensidad para el mal. Nos podrán decir que la Providencia puede actuar valiéndose o convirtiendo a los conservadores o neo tradis, lo cual es cierto, pero lo mismo es válido para los modernistas grotescos (¿o es que en ellos no hay lugar para la gracia?).